El presidente Castillo ha vuelto a llamar a los inversionistas internacionales, prometiéndoles capitalismo, del cual reniega, y su “respaldo absoluto” es tan hipócrita como sus resabidas poses de víctima de las circunstancias. Resumámosla otra vez.
Castillo es el cuarto
mandatario instalado en palacio en los últimos cinco años. Obtuvo sólo 11% de
respaldo ciudadano en la primera vuelta electoral de abril pasado. Luego
“ganaría” el repechaje por 40,000 votos, de los 22 millones de electores que
registra el país. De manera que, precisamente, no representa al pueblo peruano,
como reincide con engaños cada vez que discursea.
Entrecomillamos que
ganó el repechaje porque fue proclamado presidente de la República por Luis
Salas Arenas, un marxista como Castillo que preside el Jurado Nacional de
Elecciones y que, con absoluto desparpajo, ignorase las voces que denunciaron
fraude en los comicios de este año, negándose a convocar a una auditoría
internacional por la OEA.
Para postular en esos
comicios Pedro Castillo acudió presuroso al llamado de Vladimir Cerrón, quien
había perdido sus aspiraciones para postular a la presidencia del Perú por su
partido Perú Libre, debido a que en enero de 2011 el Poder Judicial le condenó
por corrupto imponiéndole cuatro años de cárcel suspendida e impedimento de
ejercer cargo público durante diez años.
Castillo en esos
momentos era secretario general del fenate, sindicato magisterial formado por
movadef, brazo político de sendero luminoso, organización terrorista de
ideología marxista, maoísta, pensamientogonzalo/mariátegui causante de 40,000,
o más asesinatos sin arrepentimiento alguno, cometidos durante 25 años de
violentísimos atentados contra los peruanos.
Castillo asumió la
bandera marxista/comunista/castro-chavista del partido Perú Libre, propiedad de
Cerrón. ¡Juró como presidente del país bajo este pensamiento! Encargó presidir
su primer gabinete ministerial al “puka” Bellido, marxista recalcitrante como
Castillo, aunque con modales más agresivos; y colocó como ministro de Trabajo a
otro comunista/senderista llamado Íber Maraví, quien horas después de
juramentar como ministro decretaba el reconocimiento del sindicato
comunista/senderista que antes presidió Castillo.
Por otra parte el
excanciller Héctor Béjar, también marxista, restituyó las relaciones
diplomáticas/comerciales/políticas con el chavismo. Hoy Mirtha Vásquez es la
primera ministra. Fue la presidenta del Congreso que votó contra la vacancia
del corrupto Vizcarra; es integrante del Frente Amplio que preside otro comunista,
el cura Arana; y dirige a notables senderistas como ministros suyos; ejemplo el
de Educación.
El resumen político
de Castillo lo dice todo. Su mensaje original es anti empresa y pro estatista;
está hipotecado al marxista Foro de Sao Paulo vía el peligroso Evo Morales; su
táctica de engaño utiliza la escopeta de dos cañones –Cerrón y él- para
anestesiar a la oposición y proseguir con el plan marxista presentado al JNE;
su férreo respaldo a Guillermo Bermejo (ese del “venimos para quedarnos en el gobierno
sin fecha de salida, no como dicen las pelotudeces democráticas”) confirma que
apoya el inconstitucional referéndum para canjear la Constitución peruana por
otra castrista.
Todo esto rodeado de
reiteradas muestras de resentimiento y complejo social nunca podrá
desvanecerse. Aún jurando lo contrario. ¡Basta de seguir engañando al mundo
entero, presidente!