La intensidad de la crisis en el Perú sigue en franco ascenso por estos días. Karelim López denunciando presiones para dejar el proceso de colaboración eficaz, Bruno Pacheco sin asistir a declarar ante la Fiscalía, la admisión de la moción de vacancia y la presentación del presidente Pedro Castillo en el Congreso para dirigir un mensaje, ocupa un lugar preponderante en el debate nacional.
Todo esto genera desgobierno, inestabilidad e incertidumbre, pero es de
absoluta responsabilidad del jefe de Estado, quien ha estado vinculado a casos
con claras señales de irregularidades y corrupción. Son situaciones que
contribuyen a reforzar la desconfianza y temores que tenía la gente desde el
primer día de su gestión.
Ante ello, es fundamental que las instituciones que fiscalizan, investiguen
e impartan justicia hagan su trabajo sin trabas del Gobierno. Y por supuesto,
que el Congreso se ponga a la altura de las exigencias de la mayoría de
peruanos. No basta que Castillo haga un propósito de enmienda ni de discursos
bastante gaseosos.
Hoy serán interpelados los ministros de Salud, Hernán Condori, y de
Justicia, Ángel Ydelfonso. Esperemos que expongan argumentos a la hora de
articular respuestas y no se victimicen como lo hace el presidente. Esos
discursos en el que se divaga entre lamentos, en una coyuntura en la que se
incrementan las denuncias, solo muestran las serias complicaciones del Gobierno
para hacer una defensa de sus actos.
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