El último informe de la Contraloría respecto a las irregularidades en la buena pro por 232 millones de soles otorgada para la construcción del puente Tarata III, luego de las reuniones entre la lobista Karelim López y el presidente Pedro Castillo, deja muy mal parado a este último, quien hace tiempo debería estar al menos bajo investigación por este mismo caso, si no fuera porque el Ministerio Público postergó las pesquisas hasta cuando el mandatario deje el poder.
También deja fuera de
posición a los defensores de la “idoneidad” del profesor Castillo, quienes se
siguen esforzando por mostrarlo como un personaje sin mácula de sospecha que no
sabía que la señora López había organizado una fiesta para su hija en el patio
de Palacio de Gobierno, y culpan de las acusaciones a la “derecha vacadora”.
¿Acaso la oposición abrió las puertas del Despacho Presidencial a Karelim que
tiene bastante suerte de no estar bajo arresto? Lo cierto es que el presidente
está bien embarrado y de “cándido” e “inocente” tiene muy poco.
Recordemos que junto con su actual premier y hasta hace poco titular de Justicia y Derechos Humanos, Aníbal Torres, se dio maña para botar al procurador general, Daniel Soria, quien “se atrevió” a pedir al Ministerio Público que investigue el mandatario. Castillo y su ministro echaron a este funcionario el día que la selección de fútbol jugaba un partido crucial. La hicieron linda.
Y mientras el
gobierno y sus defensores se esfuerzan por hacer creer que todo es una patraña
de la oposición contra un “presidente del pueblo”, los peruanos estamos
comenzando a acostumbrarnos a que el Ministerio Público y la Policía Nacional
intervengan las oficinas de Palacio de Gobierno, allí donde se le encontraron
20 mil dólares al exsecretario Bruno Pacheco. En las últimas semanas la sede
del Poder Ejecutivo ha sido allanada más veces que San Jacinto y Las Malvinas.
En tiempos de crisis,
el poder no solo está en manos de una persona absolutamente descalificada para
ejercer el cargo que desde el primer día le ha quedado inmenso, sino también en
las de alguien sobre quien pesan graves señalamientos de corrupción, algo que
solo ha parecido indignar a la “reserva moral” de la izquierda una vez que fue
despojada de su cuota de poder, sus ministerios y la posibilidad de chapar una
cómoda embajada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.