Ante la
avalancha de argumentos para usar dinero del estado para desinfectar calles y
plazas en la región Lima, nos debemos preguntar: ¿Es una solución para mitigar
el contagio del Covid-19?.
Las
sustancias que se utilizan para desinfectar comúnmente son tóxicas y deben
emplearse en concentraciones bajas.
En el caso
del hipoclorito de sodio, sugiere la Organización Mundial de la Salud, es
suficiente usar una solución de 0.1-0.5% contra el SARS-CoV-2. Pero si está muy
por debajo de la concentración recomendada, “es absolutamente inútil”.
Entonces,
¿Quién garantiza la concentración de químicos exacta en estas ‘campañas de
fumigación’?
Daniel
Simancas-Racines, médico epidemiólogo de la Universidad UTE, dice que las
medidas más urgentes son distribuir mascarillas de manera masiva a la
población, conseguir equipo de protección para el personal médico y dar apoyos
económicos a las familias para que sobrevivan la cuarentena. No bañar la ciudad
con desinfectante. “Hay muchas estrategias más efectivas que gastar millones de
dólares en la fumigación masiva” indica.
Aunque este
tipo de desinfección usualmente complementa otras medidas nos preocupa que
pueda generar una falsa sensación de seguridad en las personas.
La
recomendación de la OMS es sencilla: “Lávate las manos y mantente lejos de la
gente. Eso es imprescindible. Eso es insustituible. Avienten o no avienten
aerosoles al ambiente. Eso es lo que va a evitar la transmisión,
independientemente de cuántas veces se hayan lavado los postes y las
banquetas”.
ALGO MÁS
La evidencia
más cercana que tenemos por ahora viene de otro estudio del New England Journal
of Medicine que observó cuánto tiempo permanecía activo SARS-CoV-2 fuera del
cuerpo humano. Sus resultados sugieren que el virus dura entre dos a tres días
en plástico y acero inoxidable. Y unas tres horas en el aire. Hasta ahora,
ningún experimento ha evaluado otras superficies, como el asfalto, aceras o
plazas.
El mensaje
aquí es que la desinfección masiva de lugares abiertos “todavía no tiene un
sustento científico como tal. No hay estudios suficientes o contundentes para
hacerlo” afirma Sara Sosa Delgado, viróloga del Instituto Politécnico Nacional
en Ciudad de México.
Ojalá el
dinero que debería usarse en la compra de mascarillas, guantes y alimentos, no
se malgaste por millones de soles en campañas de fumigación, sin monitoreo,
como lo viene haciendo la Dirección Regional de Agricultura. ¿Quién los
controla o fiscaliza? O, mejor dicho, ¿con que garantía médica/científica lo realizan?
La paciencia es nuestra mejor virtud.
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