Nos
preguntamos con insistencia que sucederá después de la cuarentena por el
Covid-19. Esta preocupación se transforma en ansiedad en las personas de bajos
recursos que no tienen ahorros y ahora ni empleo. Son los que tienen que
decidir entre el virus y el hambre, pues ni la ayuda social del Gobierno llegó
a sus casas, desviada por alcaldes corruptos para gente con solvencia
monetaria.
Hasta ahora
nada está claro, es más no sabemos ni cómo será la vida después, y ni cuándo
terminará la cuarentena. El Gobierno ya anunció que una vez que termine la
inmovilización social obligatoria, es muy seguro que pasaremos a la segunda
fase de confinamiento focalizado, en algunas regiones o ciudades del país.
Se dice que,
se levantará parcialmente la cuarentena (mayores de 55 años o personas con comorbilidad,
seguirán en cuarentena). Sea lo que sea, este final tiene que ser gradual.
¿Qué quiere
decir?, que el Gobierno dentro de su política de prevención no va a ‘liberar’ a
todos los ciudadanos para que realicen sus actividades cotidianas, pues eso
provocaría el colapso de los hospitales y UCIs del Perú, debido al insostenible
contagio que ello provocaría.
El Gobierno
ya anunció hasta nuevo aviso, la suspensión de actividades que generen
aglomeración de personas, por ejemplo, clases presenciales, discotecas, cines,
restaurantes, eventos artísticos, deportes, etc.; y solo algunos sectores como
construcción, minería o sectores productivos esenciales, empezarán a caminar,
pero con ciertas restricciones.
Finalmente,
desde ya, nuestra vida no volverá a ser la misma como era antes de la llegada
del coronavirus. Ya nada volverá a ser igual y debemos aceptarlo por nuestro
bien. Nuestros hábitos deberán de cambiar, porque nada volverá a ser como
antes. Al menos tal como lo anunció el Presidente Vizcarra, ‘hasta que llegue
la vacuna’. La paciencia es nuestra mejor virtud.
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