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jueves, 30 de septiembre de 2021

LA FALTA DE LIDERAZGO


Es una gran verdad la frase “las palabras son insustituibles para el ejercicio del liderazgo”. Si el presidente Pedro Castillo no maneja bien este tema, ya sabemos por qué está en problemas. Lo peor es que no solo tiene carencias para expresar una idea sino que cuando esporádicamente declara algo no cumple su palabra.

El exfutbolista, exentrenador y exdirector deportivo del Real Madrid y fundador de la empresa Makeateam, Jorge Valdano, decía que los “líderes deben aumentar la frecuencia de la comunicación en los momentos de crisis. No solo por el valor de la palabra, sino porque la comunicación fortalece el vínculo (…) Hay que abordar las cuestiones importantes. Siempre que se encaran frontalmente los temas delicados, queda fortalecida la posición del líder”. Precisamente esto es lo que nunca hace nuestro Jefe de Estado. A la hora que las papas queman, nunca aparece. Debe ser por ello que, según la última encuesta de Ipsos-Lampadia, el 61% de peruanos considera que Castillo no tiene capacidad de liderazgo para resolver los problemas de los ciudadanos.

Este es un serio obstáculo para la gobernabilidad. Si no hay un líder que conduzca al país a escenarios mejores, continuará la inestabilidad política que tanto daño genera en el Perú. Además, otros están ocupando el espacio que le corresponde. Uno de ellos es Guido Bellido, quien incluso marca la agenda del Gobierno y hasta emplaza al presidente de la República a no retroceder en el tema del gas de Camisea. “Si él se va a asustar no estaría bien. Nosotros le hicimos llegar a la presidencia, no debe tener miedo”, dijo el premier en un discurso en quechua en Puno.

Es evidente que hay una parte del Gobierno que Castillo no maneja. Sus decisiones no terminan donde quiere. Y eso da luces que carece totalmente del control del Ejecutivo.

La inacción y la falta de preparación para presentar alternativas de desarrollo del país, dentro del Estado de Derecho, afectan la vida de la gente. Ya son dos meses de baches y vaivenes que no hacen confiable al Gobierno y que han generado una crisis económica, que puede tirarse abajo los logros de los últimos 20 años, en el que nos convertimos un referente en Sudamérica.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

EL GOBIERNO Y LOS MEDIOS


En febrero del 2004, el presidente del Consejo de Ministros de Italia, Silvio Berlusconi llamó a la “Domenica Sportiva” (el programa deportivo más sintonizado en todo el territorio italiano) de la RAI, canal de televisión del Estado, y se mandó un monólogo de casi media hora sobre tácticas de fútbol, sistemas de juego y éxitos del Milan AC (club del que era propietario). Terminó hablando hasta de lo perniciosa que era la izquierda en Italia. Nadie se atrevió a cortarlo.

Berlusconi colgó y la voz de Lucia Annunziata, la presidente de la RAI entró en directo y retumbó como un trueno: “Señor Berlusconi, por favor, deje tranquila a la RAI, deje de ocupar tanto espacio en la televisión para sus asuntos personales”. Y a los responsables de la “Domenica Soprtiva” casi les gritó: “Recuerden que son los italianos quienes pagan sus sueldos y no Berlusconi”.

Recuerdo esta nota al escuchar las amenazas del ministro de Transportes y Comunicaciones, Juan Francisco Silva, contra TV Perú, el canal público peruano. Parece que no tiene claro a quien le pertenece la televisora.  Lo peor fue que dijo  que “el Canal 7 nos golpea a nosotros como si fuera un canal extraño” y “también tenemos que hacer cambios allí”.  Creo que esto es parte de un comportamiento que anuncia la voluntad del Gobierno de erosionar la independencia de los medios en su beneficio propio.

Poner en tela de juicio la objetividad e imparcialidad de la prensa es una tarea a horario corrido del Gobierno. Es evidente que el propósito es llevar a los medios a un escenario en el que no debe estar: ser parte del debate político nacional, como si fuera un partido político más. En ese sentido, todo indica que el Ejecutivo ve a la prensa como el sector más enconado de la oposición.

La realidad es que el Gobierno tiene poca comprensión por las opiniones diferentes y si esto continúa se avizoran tiempos muy duros para la libertad de prensa. Ya lo dice el ideario de Perú Libre, que aparentemente es una guía para el Jefe de Estado y sus ministros: “El socialismo no aboga por la libertad de prensa, sino por la prensa comprometida, con la educación y la cohesión del pueblo”.

LA ÉTICA EN LA FUNCIÓN PÚBLICA


De un tiempo a esta parte observamos con frecuencia denuncias en la designación de funcionarios de gobierno, referidas a cuestionamientos de su idoneidad para el cargo, o que cargarían con una cartera pesada de dudosa reputación personal o profesional.

Hay un conjunto de dispositivos legales que tocan directamente estos aspectos, es importante considerarlas y contrastarlas a la luz de las denuncias. Nos referimos básicamente a la Ley 30057 – Ley de Servicio Civil, y a la Ley 27815 – Ley del Código de Ética de la Función Pública. Diera la impresión que existiría una permisividad de los sistemas administrativos de gestión de recursos humanos de no actuar con rigurosidad ni observar, al momento de las designaciones, aspectos éticos y morales de los funcionarios designados, que podrían colisionar con las leyes referidas.

La Ley de Servicio Civil (SERVIR) nos da algunas pautas a observar en su cumplimiento:

Principio de probidad y ética pública: El Servicio Civil promueve una actuación transparente, ética y objetiva de los servidores civiles. Los servidores actúan de acuerdo a principios y valores éticos establecidos en la Constitución y las leyes que requieran la función pública.

Art. 39, numeral h): Los servidores civiles no pueden “participar ni intervenir por sí o por terceras personas, directa o indirectamente, en los contratos con su entidad o cualquier otra entidad del Estado en los que tenga interés el propio servidor civil, su cónyuge o parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad”.

Art. 85, numeral o): Es falta de carácter disciplinario “actuar o influir en otros servidores para obtener un beneficio propio o beneficio para terceros”.

La Ley del Código de Ética de la Función Pública, en su artículo 6, enuncia los principios de la función pública, destacando los principios de probidad (actúa con rectitud, honradez y honestidad… desechando todo provecho o ventaja personal, obtenido por sí o por interpósita persona); idoneidad (aptitud técnica, legal y moral…); veracidad (autenticidad en las relaciones funcionales con todos los miembros de su institución y con la ciudadanía, y contribuye al esclarecimiento de los hechos).

La misma Ley del Código de Ética, en su Artículo 8 establece prohibiciones éticas de la función pública: mantener intereses de conflicto (cuando sus intereses personales pudieran estar en conflicto con el cumplimento de las funciones a su cargo); obtener ventajas indebidas para sí o para otros, mediante el uso de su cargo, influencia o apariencia de influencia; realizar proselitismo político a través de la utilización de sus funciones o por medio de la utilización de recursos públicos, ya sea a favor o en contra de organizaciones políticas.

¿Están Servir y los sistemas administrativos de gestión de recursos humanos de las diferentes entidades públicas en condiciones de ponerle el cascabel al gato?

lunes, 27 de septiembre de 2021

DESDE AFUERA NOS MARCAN LA AGENDA


“Parece que en el Perú nada nos puede cohesionar. Hoy no hay políticos con convicciones, solo los hay con intereses”, decía el pintor Fernando de Szyszlo. No importa cuando lo manifestó, la realidad es que casi siempre pasa, como ahora en el Gobierno de Pedro Castillo. ¿Cuáles son los intereses del presidente y sus allegados? Los intereses partidarios y no los de los peruanos. Por eso insisten en cumplir con el ideario de Perú Libre, pese a que en el extranjero el discurso sea otro. ¿Y qué proponen? Un Estado faraónico. La mala noticia es que eso ya fracasó en el pasado. Hoy son otros tiempos en el que se necesita pragmatismo.

 La única alternativa para superar la crisis y ser un país próspero es el crecimiento económico, que tiene que ver mucho con la iniciativa privada. El jefe de Estado y su equipo pueden haber sido claros en denunciar y protestar por los problemas del Perú, pero son pésimos en dar soluciones.

La amenaza del presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido, de estatizar Camisea si no renegocia el reparto de utilidades es un capítulo más de este Gobierno lleno de dudas e interrogantes. Justo lo expresó un día después que el expresidente boliviano Evo Morales, en Arequipa, haya centrado su fogoso discurso en la nacionalización de los hidrocarburos. Todo indica que desde afuera le están marcando la agenda a nuestro Gobierno.

Esto es grave porque genera más inestabilidad. A la incertidumbre política y económica ahora se suma la jurídica. Esto repercutirá negativamente sobre la gobernabilidad y se profundizará la crisis, que al final afectará los bolsillos de los peruanos. Esta situación solo acentúa la idea que tenemos de Pedro Castillo y compañía: además de ser extremistas también son incapaces.

No hay dudas que Bellido es un provocador, pero a estas alturas esa calificación ya no es relevante, es como si a un ladrón de billeteras le reprocharan tener mucha agilidad en los dedos. Lo del premier es muy peligroso ya que a sus actos no les pone el filtro de la paciencia y la serenidad. Da muestras de ser un político inoperante, quejoso y encerrado en la burda consigna.

¿Y el presidente Castillo? Sigue en silencio. Algunos dicen que lo que más destaca de él es esa habilidad que tiene para no enterarse de nada. Yo creo que lo sabe todo, pero mantiene las formas, mientras permite que abajo sus segundos repartan golpes para tirarse abajo el sistema democrático y las libertades.

BELLIDO ANUNCIA EXPROPIACIÓN DEL GAS DE CAMISEA


Para aquellos “inocentes” que creyeron en el llamado que hizo el presidente Pedro Castillo a los inversionistas para que vengan a poner su plata en el Perú, acá tienen al premier Guido Bellido, quien ayer lanzó un tuit anunciado la “recuperación” del gas de Camisea en caso las empresas explotadoras y comercializadoras no renegocien el contrato que tienen con el Estado.

Esto no es más que el anuncio de una expropiación, de un atentado y una pateadura contra el estado de derecho y la legalidad, quizá influenciado por los “gurús” políticos y económicos de este gobierno llamados Nicolás Maduro y Evo Morales.

Sin duda alguna esto se veía venir. No se podía esperar otra cosa de un gobierno basado en un mamarracho de “ideario” como el que promueve un partido marxista leninista como Perú Libre, que ha llevado al poder a un profesor radical salido de un sindicato asociado a Sendero Luminoso.

Tras el anuncio hecho ayer por el premier Bellido, cabría preguntarnos qué viene después. ¿Acabar con la libertad de expresión? ¿Cerrar el Congreso donde no tienen mayoría? El Perú está expuesto a las arbitrariedades propias de una dictadura comunista. Advertidos estamos.

sábado, 25 de septiembre de 2021

IMPUESTOS, EL GRAN ROBO


Los impuestos son un robo, un flagelo para los emprendedores, una condena para los más favorecidos y un modo muy efectivo para espantar a los inversionistas. Los impuestos castigan el éxito de las empresas privadas y la capacidad del ciudadano de a pie para generar plusvalía; también obligan a un gran porcentaje de la población a preferir mantenerse en la informalidad.

El impuesto a la renta (IR) golpea al gran empresario, tanto como al trabajador; el impuesto general a las ventas (IGV) encarece los productos de necesidad básica (alimentos, medicinas, artículos de limpieza y ropa) y el impuesto a los dividendos le mocha cinco por ciento más a los inversionistas cuyas empresas ya pagaron el IR y el IGV previamente. Así las cosas, el Estado se lleva más del 50% de las operaciones de una empresa privada, como si fuera un socio mayoritario. Esto es una aberrante manera de confiscación.

Ninguna categoría de impuestos debería superar el 10%, que vendría a ser equivalente al tradicional diezmo. Lo que urge es encoger al Estado y hacerlo eficiente, desaparecer a las empresas públicas, privatizándolas para que no engullan el presupuesto estatal ni sean centros de corrupción.

Ayer Pedro Francke -gobernador del Perú ante BID Invest y ministro de Economía del régimen de Pedro Castillo- dijo que la próxima semana presentará al Congreso una propuesta de reforma tributaria y solicitará facultades para legislar. El castillismo pretende cambiar la tributación minera y combatir la evasión. Francke -que aporta a las AFPs privadas y no a la ONP, pública- quiere una reforma roja del sistema tributario.

En el camino ha dicho algunas sandeces como “Hay ganancias grandes por un precio alto del cobre. Podemos tener una mejor forma de compartir eso entre Estado y empresa privada”. A ver si nos cuenta ¿por qué alguien debe compartir “mejor” -con el Estado o con cualquiera- el producto de su trabajo, de su inversión y el riesgo que tomó, si los montos ya fueron pactados?

Además, contracorriente de la amplísima libertad de la virtualidad, dijo que se impondrán impuestos a las plataformas digitales. Con eso solo veremos disminuir y retroceder a ese sector. ¿Para qué entonces qué tanta alharaca al crear un ministerio de Ciencia y Tecnología, si Francke apuesta por castigar a la cuarta revolución industrial (4RI) y obstaculizar la quinta revolución industrial (5RI), en sus albores? Rojo, al fin y al cabo.

El voraz megalodon llamado Estado pretende comerse más de nuestro dinero y nada lo detendrá. Con su monopolio de las fuerzas públicas nos obligará a entregarle mucho. Un asalto a mano desarmada que puede promover una masiva fuga de capitales, de talentos e innovaciones. Obligarnos a mantener a un Estado ineficiente, es abusivo. Pretender que se le entregue un pedazo mayor de la torta, es injusto y contraproducente. Necesitamos inversionistas y para eso, menos impuestos.

FALTA TOTAL DE LIDERAZGO


Conforme pasan los días, va quedando claro que la improvisación y falta de liderazgo del presidente Pedro Castillo son más que evidentes, y que la mayoría de peruanos cometió un gran error en elegir a este profesor sindicalista que no es capaz ni de poner orden dentro de su equipo ministerial plagado de incompetentes y hasta gente cercana a bandas terroristas.

Es patético para el Perú que un mandatario no sea capaz de zanjar públicas y vergonzosas diferencias entre ministros, y que los peruanos no sepan cuál es el rumbo de esta administración, pues el jefe de Estado da un discurso en el extranjero, mientras en el Perú sus operadores y el partido que lo llevó al poder disparan en otras direcciones.

En situaciones como estas, es cuando hace falta la mano de un líder, de un orientador, de alguien que trace la ruta más allá de lo que digan o hagan otros. Sin embargo, el presidente Castillo se mantiene oculto debajo de su sombrero, mientras a su alrededor todo se incendia y la economía va de mal en peor.El Perú está pagando las consecuencias de elegir a quien no estaba preparado para el cargo, a quien de sindicalista y agitador no pasaba, a quien ha tenido que llegar al poder para darse cuenta que una cosa es quemar llantas y hacer huelgas, y otra llevar las riendas del destino de 33 millones de personas.

martes, 21 de septiembre de 2021

ALISTANDO EL ZARPAZO CONTRA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN


Como en todo régimen marxista leninista, el gobierno de Pedro Castillo sueña con controlar el contenido de los medios de comunicación y evitar las críticas que se dan en toda democracia, especialmente cuando estamos frente a una administración con tantos flancos abiertos como son sus nexos con el terrorismo y su vocación por nombrar a funcionarios incapaces e impresentables, incluso en el propio equipo ministerial.

Para tal fin, el régimen de Perú Libre ha presentado, a través del congresista Abel Reyes, un proyecto de ley que plantea, bajo el argumento de una “justa y equitativa distribución del espacio electromagnético y radioeléctrico”, controlar el quehacer de los medios independientes, tal como suele suceder en toda tiranía comunista como las que imperan en Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Como era de esperarse, la iniciativa legislativa ha sido aplaudida por el dueño del partido, Vladimir Cerrón, el principal promotor de que el Perú se convierta en una eterna dictadura chavista.

La advertencia está dada. Acá no se trata de un zarpazo solo contra los medios y los periodistas, sino contra el derecho que tienen los ciudadanos de ser informados de lo que hace el gobierno. Esta norma nos haría retroceder a los nefastos tiempos del general Juan Velasco en que la prensa solo repetía lo que Palacio de Gobierno autorizaba, sin el escrutinio de los medios propio de toda democracia. Mucho cuidado.

¡QUÉ DIFÍCIL ES CONOCER A CASTILLO!


Nunca nos había gobernado una figura tan elusiva y difícil de descifrar. Claro que estamos desesperados por saber quién es realmente. En las calles y en las redes oímos de todo: desde “es el títere de Cerrón” hasta “es un senderista sin remedio” y “no sabe ni donde está parado”.

Personalmente, no estoy de acuerdo con ninguna de las suposiciones anteriores. A través de las actas de las sesiones del Consejos de Ministros de agosto, dadas a conocer por el dominical Punto Final, podemos ver que el Castillo que nosotros vemos es el mismo Castillo que gobierna. Un hombre de pocas palabras.

¿Puede el silencio ser un arma para gobernar? El silencio nos puede decir mucho: nos puede hablar de ponderación y de cautela, o de simple y llana inexperiencia. En todo caso, el silencio de Castillo ha logrado que se mencionen todos los nombres menos el suyo. Más bien, son otros actores de su gabinete quienes terminan siendo blanco de críticas: Guido Bellido, el que es impertinente con la prensa; Iber Maraví, el ministro del Movadef que será interpelado por el Congreso; Pedro Francke, el ministro que se moderó y que lleva el peso de la economía del país en sus hombros.

¿Y Pedro Castillo? ¿Dónde queda el presidente en todo esto? En la sombra. Y eso no hace más que recordarme una frase de Sun Tzu: “quien es invisible e inaudible es dueño del destino de su enemigo”.

Lo que busco con esta reflexión es inducir a que miremos más de cerca a Pedro Castillo. Que dejemos de asumir. Que nos despojemos de nuestros sesgos (o que al menos lo intentemos) y que juzguemos a Castillo con una mirada más minuciosa. El hecho es que aún no sabemos quién es Pedro Castillo, y es peligroso asumir que ya lo tenemos descifrado. Castillo es, todavía, un misterio.

viernes, 17 de septiembre de 2021

DESCONFIAMOS DE ESTE CONGRESO PUSILÁNIME, INCOHERENTE


Pomposamente, ayer el Congreso celebraba su 199 aniversario fundacional. Aunque en rigor, ¿qué podría celebrar un Legislativo que traiciona su razón de ser, su esencia democrática?

¿Qué podemos esperar de un poder Legislativo que aprobó, por amplia mayoría, darle la confianza a un poder Ejecutivo comunista, senderista, representado además por un gabinete ministerial de ínfima calidad profesional, personal y moral; salvo una que otra excepción? La verdad es que en aquella fecha, los parlamentarios que presuntamente encarnan el pensamiento centrista le asestaron una puñalada trapera al Perú.

Vale decir, el voto de confianza transpiró a una componenda de intereses politiqueros entre Acción Popular, Alianza para el Progreso, Podemos y alguna agrupación mas que, al menos en forma nominal, abrigan ideologías ajenas al comunismo. ¡Por ese motivo la nación confiaba en ellos! No obstante, se unieron a la escoria leninista y caviar para otorgarle la confianza congresal a un consejillo de ministros indigno de recibirla.

La ciudadanía consideró que Renovación Popular, Frente Popular y Avanza País, todos juntos formaban un frente pétreo contra el senderismo. ¡Lamentablemente no fue así! Optaron por brindarle su confianza, muy alegremente, a un consejillo de ministros presidido por un tipejo que llama “luchadora social” a la genocida edith lagos; que admira autocracias como las castristas y/o chavistas; y que registra diversos procesos legales abiertos por apología al terrorismo, por pertenecer a una organización criminal, por lavado de activos en el caso “Dinámicos del Centro”, etc.

Igualmente, un gabinete integrado por ministros como el de Defensa, que juramentó al cargo sin renunciar a su función como fiscal en ejercicio, violando la ley; un expolicía, hoy ministro de Defensa, separado del cuerpo policial por graves irregularidades; una ministra de la Mujer expareja del terrorista chileno Alejandro Astorga; otros terroristas como Héctor Béjar, nombrado canciller; un chofer de combi pirata con múltiples infracciones pendientes, designado ministro de Transportes; un ministro de Trabajo imputado por la Dincote por pertenecer a sendero luminoso y haber participado en el incendio criminal de un local de Acción Popular.

Y no insistimos en el prontuario ministerial para no cansar al lector. Pues, amable lector, a este gabinete los belaundistas le dieron su confianza, unidos a las huestes de aquellos acuñas y lunagálvez, gente con inmensos intereses político-económicos por ser dueños de megacadenas universitarias que siempre buscan estar bien con el gobernante de turno.

Repetimos, ¿qué podríamos esperar de un Congreso como el actual, cuando este país se encuentra secuestrado por una banda marxista, leninista, que, gracias a la confianza otorgada por el Legislativo, trabaja exclusiva y eficazmente para imponernos una asamblea constituyente estilo corporativista, que transformará nuestras estructuras occidentales por otra de carácter totalitario, por tanto antidemocrática, de la mano del aparato senderista que ahora nos cogobierna gracias a los grupos Acción Popular, Alianza para el Desarrollo, Podemos? ¡Entonces, mejor no esperar nada de este Legislativo, amable lector!

jueves, 16 de septiembre de 2021

LOS “MÉRITOS” DE BELLIDO


Sin duda el premier Guido Bellido representa muy bien al funcionario “modelo” del precario gobierno de Pedro Castillo. No solo lo hemos visto en su faceta de filoterrorista por sus alabanzas a la senderista Edith Lagos; y en la de machista y misógino tras sus agravios a la congresista Patricia Chirinos y por extensión a todas las mujeres, algo que no ha indignado ni movido un pelo a las feministas del Twitter que antes hacían mucho ruido, lo cual estaba muy bien.

El martes lo vimos como un energúmeno diciéndole a un reportero de Latina que se lave las orejas porque insistió en hacerle preguntas que no eran de su agrado. Todos los vimos, primero en sus intentos de desviar la atención de los periodistas al hablar el quechua y luego faltando el respeto a un ciudadano que hace su trabajo, más allá de si es o no periodista. Es lo de menos. Acá tenemos, pues, al número dos del gobierno de Castillo, aunque haya sido puesto por Vladimir Cerrón.

Estoy seguro que ni el propio Bellido sabe qué hace en ese cargo, cuando sus mayores “méritos” han sido defender terrucos en redes sociales y en una entrevista televisiva que lo lanzó a la fama por filosenderista; organizar una colecta para el pago de la reparación civil de su jefe Cerrón, condenado por corrupción; estar empapelado por sus nexos con “Los dinámicos del centro” y no exhibir ningún logro académico o profesional antes de estar al frente de las riendas de país desde la Presidencia del Consejo de Ministros.

Si vemos la clase de premier que tenemos, quizá encontremos la explicación a nombramientos como los realizados en los últimos días en instituciones como Essalud, la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) e Indecopi, a donde ha caído Julián Palacín Jr., un abogado sin experiencia en el ámbito de la libre competencia y la defensa del consumidor. El único que le tiene fe es su padre, quien ayer lo defendió y destacó sus “virtudes” a través de una entrevista radial. Patético.

Y si vamos más allá, qué más podemos esperar los peruanos si el propio presidente Castillo saltó a la fama por encabezar una huelga de profesores radicales que, entre otras cosas, se negaban a ser evaluados para medir sus capacidades y aumentarles los sueldos en función a sus méritos. En la actual bancada de Perú Libre hay varios desaprobados y recontra desaprobados. Estábamos advertidos de lo que se venía, pero a la mayoría poco le importó.

martes, 14 de septiembre de 2021

ADIÓS DEFINITIVO A CRIMINALES


Más allá de lo que vaya a suceder en las próximas horas con el cadáver del genocida Abimael Guzmán, sería bueno que de una vez el actual Congreso establezca un procedimiento para impedir que las tumbas de los otros cabecillas que aún están vivos, en el futuro se conviertan en objeto de homenajes y actos de apología.

No olvidemos que queda viva Elena Iparraguirre (a) “Miriam”, Óscar Ramírez (a) “Feliciano” y otros cabecillas de Sendero Luminoso, así como Víctor Polay y Miguel Rincón Rincón, ambos del MRTA, por lo que sería positivo definir que una vez muertos, sus restos sean incinerados y desaparecidos.

No olvidemos que estos nefastos personajes forman parte de sectas mesiánicas que han generado un baño de sangre en el país, y como tales no deben recibir un entierro convencional. El Estado, del que forma parte el Congreso, está en la obligación de proteger a los ciudadanos que los seguidores de estas lacras puedan llevar a cabo tras la muerte de sus cabecillas.

Si el gobierno de Pedro Castillo no se ha atrevido a tomar cartas en el asunto tras la muerte de Guzmán, a fin de evitar que exista una tumba de este sujeto, todo esto como responsable de preservar la seguridad nacional y la tranquilidad pública, el Congreso debería legislar y dejar en blanco y negro un protocolo para el tratamiento de los cadáveres de los peruanos más nefastos que hemos tenido que soportar.

domingo, 12 de septiembre de 2021

TERRORISMO, ¡NUNCA MÁS!


Manuel Rubén Abimael Guzmán Reinoso, “camarada Gonzalo”, murió un día antes del aniversario de su captura. El fundador del Partido Comunista del Perú “Sendero Luminoso”, inició una cruel guerra contra el Estado peruano, (no contra algún gobierno usurpador) desde finales de la década de los 70, con la finalidad de tomar el poder. Fue un terrorista, un asesino y como tal, fue condenado a cadena perpetua. Abimael Guzmán, promovió el “pensamiento Gonzalo”, un conjunto de ideas marxistas-leninistas-maoístas que pretendió imponer con sangre en el Perú.

El abyecto proyecto político de este personaje, que arrastró en su mesiánica ideología a otros, preparaba la insurrección violenta como labor de largo plazo. Su actuación puso en peligro al Estado peruano y fue justamente el Estado el que tomo la responsabilidad política, constitucional y legal de reprimir, juzgar y sancionar a estos criminales que violaron sistemáticamente los derechos humanos que causaron más de 80 mil víctimas en todos los rincones del país.

Los actos de violencia perpetrados por las células terroristas, contra la vida y la libertad de los ciudadanos, fueron ejecutados de manera sistemática y programada, con el fin de crear zozobra, inseguridad y pánico en la población y someter el orden Constitucional y la organización jurídica democrática.

 

En el Perú, no hubo un conflicto interno. Hubo acciones criminales de un grupo de violentos contra el Estado constitucional. Hubo la implantación del terror, la muerte y la destrucción como camino a la toma del poder. Los crímenes cometidos por el cabecilla Guzmán y sus huestes, no son delitos comunes, son crímenes de lesa humanidad y así quedara registrado en los anales de nuestra historia republicana.

Seamos claros, ayer se fue el mayor líder genocida que registra la historia del Perú y con ello, esperemos se cierre el capítulo más nefasto de nuestros días. En respeto a la memoria de los miles de asesinados, ha muerto un criminal, un mal peruano, y esperemos que se lleve en el ataúd su macabra ideología. Si hay un lugar peor que el infierno, allí seguramente llegará. Estemos alertas ante cualquier embate a la “resurrección” de este nefasto pensamiento marxista-leninista que ya causó una tremenda herida en nuestro país y actuemos, con rapidez, para cerrarle el paso y mantener vigentes nuestros derechos, nuestra libertad y nuestra Nación.

Charles Chaplin decía que el tiempo es el mejor autor y siempre, encuentra el final perfecto. Se cerró la cortina de este criminal, con un final perfecto: sin aplausos, en repudio y en eterna soledad. ¡Terrorismo nunca más!

sábado, 11 de septiembre de 2021

AMISTOCRACIA MATA MERITOCRACIA


No hay duda que, cuanto menos en lo que va de este gobierno, una de sus características más resaltantes es la capacidad para no ruborizarse por la pulverización de la meritocracia. En el poco tiempo al mando, el gobierno del presidente Castillo ha repartido altos cargos entre los allegados y amigos a todo tren, sin despeinarse.

Ni siquiera le ha hecho sonrojar la cercanía de algunos de los nombrados con el terrorismo de Sendero Luminoso y del MRTA. Para colmo, el congresista y primer ministro Bellido recibe un reconocimiento público como defensor de las mujeres, apenas unos días después de haber sido denunciado por una colega parlamentaria de haberle faltado con una expresión sexista. Y ni qué hablar del gran amigo de Palacio, el ex presidente boliviano Evo Morales, quien se paseó por Lima con resguardo oficial, sin ser autoridad.

El gobierno ha establecido así, con energía, una amistocracia que mata toda meritocracia. Lo peor es que esto parece no alcanzar límite pues esa amistocracia puede dirigirse hacia espacios vitales para el país, los mismos que si sucumbieran a ella, significaría la ruina para el país.

Por eso, sectores como Cancillería o el MEF, y desde luego, el Tribunal Constitucional (TC) o el Banco Central (BCRP), que son verdaderamente estratégicos, no pueden prescindir de una muy capacitada tecnocracia, independientemente del grado de amistad que una a los funcionarios con la alta jerarquía del gobierno de turno. O con otros grupos de interés.

Estando en estas horas cruciales definiéndose la continuidad de Julio Velarde la sombra de la amistocracia se cierne sobre el BCRP. Hoy más que nunca debemos asegurar directores del BCRP que no generen desconfianza en los inversionistas pero que al mismo tiempo no tengan en su pasado nexos con la gran empresa. ¿La razón? Urge generar y construir credibilidad en todos los peruanos, no solo en una parte.

viernes, 10 de septiembre de 2021

EL SUEÑO DE BOLUARTE

 


Se equivoca la vicepresidenta y ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Dina Boluarte, al criticar a los medios de comunicación por preguntar sobre las simpatías de su jefe Guido Bellido por la banda terrorista Sendero Luminoso y al pedir que las preguntas de los periodistas se orienten hacia temas como el bono de dinero que entregará el gobierno a familias vulnerables, en lugar de insistir con asuntos que sin duda son incómodos al régimen marxista leninista de Pedro Castillo.

La señora ha dicho que preguntas relacionadas a los nexos de este gobierno con bandas criminales como Sendero Luminoso y MRTA “no hacen bien a la sociedad”, y que las autoridades y la prensa deben trabajar “hermanadas”. Sin duda la vicepresidenta y ministra está muy equivocada. Está viviendo en un mundo al revés, algo que en realidad no extraña si viene de una de las cabezas visibles de esta administración que es un verdadero desastre.

En primer lugar, en todo país libre y democrático es trabajo de los medios indagar e insistir con sus investigaciones y preguntas cuando tiene ante sus ojos un gobierno contaminado por nexos de sus más altos funcionarios con grupos terroristas, algo que sin duda alguna es lesivo a los peruanos y a la memoria de los caídos. ¿O la señora quiere que nos quedemos callados ante ministros cuyos nombres aparecen en atestados policiales relacionados a atentados dinamiteros?

De otro lado, en ningún país civilizado la prensa trabaja “hermanada” con el poder. Su papel es estar del otro lado, fiscalizando lo que no está bien, como es la infiltración terrorista en el Estado con la venia del propio mandatario. Esa labor de los medios se da en toda democracia, y no en lugares admirados por este régimen como Cuba, Venezuela o Nicaragua, ni en sectas maoístas o guevaristas, ni en sindicatos radicales donde todos aplauden o levantan el puño cada vez que el líder –o cabecilla– dice una palabra.

El sueño de la señora Boluarte, donde la prensa “hermana” pregunte solo sobre lo que ella quiera, no se dará en el Perú mientras exista democracia y libertad de expresión, y los periodistas puedan hacer su trabajo, como es cuestionar la “normalización” de la presencia senderistas en el seno del poder. Si mañana aparece el video de un ministro bailando “Zorba el griego” con Abimael Guzmán y no hay un deslinde, ¿nos tendremos que limitar a informar sobre los bonos que entrega el gobierno? Inaceptable.

martes, 7 de septiembre de 2021

EL DIVORCIO POSIBLE


El Gobierno de Pedro Castillo afronta un desgaste causado no por la acción de sus adversarios, sino por la incompetencia para gobernar, percepción extendida principalmente en Lima. Los nombramientos de ministros y funcionarios están en la primera línea de los cuestionamientos. Surgieron diferencias en la oposición porque el Congreso le otorgó el voto de confianza al gabinete de Guido Bellido. Los críticos señalan que se hizo cómplice del empoderamiento de varios ineptos y prosenderistas. Aunque gastara su primera bala de plata (tras la segunda puede ser cerrado), por principio debió negarle la investidura, dicen unos. Otros preferían la confianza acompañada de una inequívoca muestra de desaprobación –con votos en blanco, por ejemplo– sin gastar ninguna bala.

Principios aparte, la aprobación de la confianza por parte del Congreso no ha beneficiado especialmente la imagen del Gobierno. Incluso lo perjudica. Cada nuevo error, como el chapucero nombramiento del director de la DINI, aumenta el descrédito. Si caía el gabinete hubiera podido rectificar, designando a un elenco más potable. O nombrar a otro igual de malo, en el supuesto de que buscara un segundo rechazo para deshacerse del Congreso. Y hubiera podido victimizarse, sobre todo ante la población del interior del país que mayoritariamente lo aprueba y está de acuerdo con la confianza otorgada, según CPI. Propiciar sin fundamento ni estrategia la vacancia también lo favorece.

LA CONTRADICCIÓN

Está por definirse una pugna entre las corrientes que llegaron al Gobierno al ganar las elecciones. Una encarnada por Pedro Castillo, en un frente que incluye al Movadef, y otra por Vladimir Cerrón, del partido marxista leninista Perú Libre. El motivo de fondo de la tensión es la medida en la que el partido, esto es Cerrón, mantiene una cuota de poder en el Gobierno que maneja Castillo. Algún poder le corresponde, eso ya está pactado. Va contra el sentido común esperar que los dirigentes sin responsabilidad pública de un partido de gobierno no influyan en su dirección. El tema es cuánto y bajo qué mecanismo.

El primer ministro Bellido, al ser de confianza de Perú Libre, representaba el factor de equilibrio en la alianza, pero el presidente quiso removerlo cuando se convirtió en el foco de los cuestionamientos. Fracasó. Luego Bellido quiso remover a quien pasó a ser el más cuestionado, el ministro de Trabajo, Iber Maraví, del ala de Castillo. También fracasó. Así han quedado las cosas, hay ahora una tregua. Mas no por mucho tiempo, porque la incapacidad de administración, más la acción del Congreso, pueden forzar cambios que van a alterar el equilibrio. La unidad incluso podría quebrarse. Conviene preguntarse qué diferencias hay entre las corrientes de Gobierno, qué quiere cada una en última instancia.

LAS CORRIENTES

Siendo cierto que Castillo y sus cercanos en el Gobierno provienen de las canteras Movadef, el mascarón de proa de Sendero Luminoso, no hay evidencia de que son militantes del partido. Facilitan y son cómplices de su estrategia, si se quiere, pero en lo básico confluyen en torno de los intereses de un movimiento magisterial ultraizquierdista con objetivos muy concretos: adquirir estabilidad laboral, librarse de los corsés meritocráticos, controlar la Derrama Magisterial y ser el único interlocutor válido ante el Estado (ahora lo es el Sutep, de Patria Roja). El nuevo partido político ultraizquierdista que preparan tiene intereses corporativos, como el de los fonavistas. De miras más cortas y menor consistencia ideológica que Perú Libre.

El partido de Vladimir Cerrón pretende unir a todos los radicalismos de izquierda recogiendo aspiraciones gremiales y provincianas. Algunos de sus aliados provienen del MRTA. Desea ganar los gobiernos del interior para darle mayor poder a las regiones, descentralizando al MEF y federalizando el país. También pretende liderar a toda la izquierda del país, incluyendo a la tradicional y a la limeña clasemediera, bajo la bandera común de una asamblea constituyente. Estas aspiraciones son solo sueños si aumenta el descrédito de Castillo. Cerrón pierde más con el fracaso del Gobierno.

LOS INVITADOS

El fracaso, para Perú Libre, puede ser de dos maneras. Una, que Castillo abandone el plan político y ceda ante la derecha, en cuyo caso el partido pasaría a la oposición. Otra, que el Gobierno con todos sus aliados termine repudiado por el pueblo. Esta última posibilidad no está lejana. Si se considera la lluvia de procesos abiertos por el Ministerio Público, el partido puede quedarse sin capital político antes de las elecciones regionales del 2022, que serían ganadas por Acción Popular y Alianza para el Progreso.

Mientras cuidaban cada cual sus espacios, Castillo y Cerrón no tomaron en cuenta el daño destructivo que implica nombrar a incompetentes. Una tercera fuerza en el Gobierno, la izquierda que acompaña a Verónika Mendoza, juega por el momento a mantener la paz dentro del barco. Este sector, en la silla de los invitados, también naufragará junto con los dueños de la nave si las cosas salen mal. Por el momento todos están decididos a permanecer juntos.

LOS IMPREVISTOS

Claro que puede haber variables imprevistas. Por ejemplo, que los socios en el Gobierno, impulsados por un común deseo de supervivencia, se vuelvan meritocráticos de la noche a la mañana y logren una administración presentable. Hay un margen porque el Gobierno aún es apoyado mayoritariamente en el interior.

Otra opción es que, cuando empeoren las cosas, Castillo despache a Bellido y encumbre a la vicepresidenta Dina Boluarte, que calienta cuerpo al costado de la cancha. También puede irse más a la derecha. El profesor parece elástico ideológicamente y sus parlamentarios afines, sindicalistas al fin y al cabo, también. La semana pasada votaron a favor del ingreso de tropas norteamericanas al Perú, diferenciándose de otros congresistas cerronistas de Perú Libre.

EL LÍDER Y SUS CIRCUNSTANCIAS


El liderazgo de Castillo se viene cuestionando desde un sector del Congreso y sus seguidores, la prensa y desde su propio (más bien prestado) partido. Los bajos niveles de aprobación ciudadana (en particular en Lima) son también una señal de alerta. El liderazgo es la habilidad para persuadir a otros sobre la importancia de una determinada meta, lo correcto del camino elegido, así como lograr la cooperación de la mayoría en ese proceso. ¿En eso estamos?

Una creencia muy difundida es que esta capacidad es una expresión de cualidades personales, innatas o aprendidas en la vida. Hay una amplia literatura que desmiente esta creencia. Si bien lo personal cuenta, también hay que tomar en cuenta el contexto general, las características y comportamiento de oponentes, seguidores y ciudadanos (yo soy yo y mis circunstancias decía Ortega y Gasset); la visión o ambición que el líder logra transmitir; así como la acción política y de gestión, que ayudan a legitimar o no el liderazgo.

Con relación a lo personal, se puede hablar de habilidades técnicas, cognitivas e interpersonales. En lo técnico, un presidente necesita una visión general, pero para los detalles y la ejecución están los ministros. Las últimas declaraciones sobre una suerte de “contraloría popular” dan cuenta de que en lo técnico anda confundido y ya sabemos que algunos ministros no solo no ayudan, sino que son fuente de inestabilidad.

Con relación a las habilidades interpersonales, el mandatario se siente el líder del pueblo, pero sigue en la lógica de ver al contrincante como el enemigo. Más allá de la oposición ultra, que se mueve también en un concepto binario de la política, hay muchos otros sectores con poder con los que debería conversar. En lugar de ponerse por encima de las grescas, se mantiene en el mismo escenario de confrontación.

Ciertas características personales pueden facilitar el liderazgo en determinadas circunstancias o lugares, pero no en otros. Castillo logró ejercer liderazgo gremial, donde la lógica es la de aglutinar intereses para presionar a quienes tienen el poder. Logró un relativo liderazgo electoral porque su discurso se conectó con una población ansiosa de cambio y por las falencias de liderazgo de sus rivales.

El actual presidente tiene problemas para liderar en el actual contexto, pero no se puede decir que en los otros partidos esa cualidad abunde. Y ahora como presidente tiene un sector de la oposición que busca vacarlo y un socio que solo quiere usarlo.

El centro electoral apoya con votos en el hemiciclo, pero tampoco muestra mayor interés por respaldar a un gobernante que anda ocupado, entre otros menesteres, en resolver las pugnas internas entre su facción y la de Perú Libre. ¿Tiene las habilidades que esta situación requiere? ¿Creerá que si él representa al pueblo los otros son los enemigos? Y ahora hay que preguntarse si su concepto de “pueblo” incluye a las mujeres.

Cerrón usa a Castillo para acumular fuerzas. Pero también Castillo utiliza la situación para hacerse un lugar. Sabe que tiene un partido prestado. Ya inscribió al sindicato que le sirve de base social, buscó que su grupo lidere la Comisión de Educación, el Partido Político Magisterial y Popular está buscando su inscripción, etc. Los desatinos en diversos nombramientos pasan por esa dinámica de negociación, enfrentamiento y búsqueda de cooptación.

Cerrón y Castillo tienen una buena parte de sus cabezas en esa agenda. Mientras tanto, ahí están algunos ministros, en su mayoría ajenos a ambas facciones (economía, salud, educación, justicia), haciendo lo que se puede. Lo que no ve el presidente es que si algo puede construir liderazgo son los logros en gestión y una agenda para el país. Lo que el profesor no entiende es que el cargo no es suficiente. La presidencia no otorga automáticamente liderazgo.

lunes, 6 de septiembre de 2021

TRATANDO DE LAVARSE LA CARA


Llama la atención ver por estos días al premier Guido Bellido tratando de lavarse la cara y quitarse de encima la mala fama que le ha dado su conducta machista y misógina, y su cercanía ideológica con bandas terroristas, a través de acciones que parecen sugeridas por asesores de imagen muy elementales que deben creer que los peruanos son tontos.

En medio de las críticas por repudiable agresión verbal a la congresista Patricia Chirinos, elegida por la provincia constitucional del Callao, Bellido fue a tomarse fotos con mujeres de organizaciones de base  del vecino puerto y apareció con una gorra del Sport Boys, como queriendo dejar en claro que las mujeres de dicha jurisdicción lo apoyan.Luego estuvo en una reunión con alcaldesas, dando discursos generosos y en defensa de las mujeres, que nada tienen que ver con las actitudes que ya conocemos de este sujeto cuyo único mérito es ser hombre de confianza del sentenciado por corrupción Vladimir Cerrón.

El sábado último, mientras se le critica por su simpatía con Edith Lagos, a Bellido -famoso por preguntarle a una periodista “¿qué tienes contra los senderistas?”-, no se le ocurrió nada mejor que visitar la gloriosa Escuela de Comandos del Ejército, en Chorrillos, donde se forjan los soldados que siguen combatiendo al terrorismo que tanto alaba este personaje. Fue casi una profanación.

Sin duda el hombre está tratando de lavar su desastrosa imagen, pero habrá que ver quiénes le creen. Dudamos que muchos, a estas alturas, lo hagan.

UN PAÍS PARA CORRUPTOS


La corrupción se lleva 10 000 millones de soles cada año, aproximadamente. Es un estimado, se calcula que se roba más. ¿Se imaginan si no hubiera control del uso de los recursos? El jefe de Estado, Pedro Castillo, ha dicho que una entidad debería fiscalizar, pero ¿acaso no sabe para qué sirve la Contraloría? No todas, pero hay algunas entidades públicas que han implementado un despacho anticorrupción, y tampoco es suficiente. Entonces, tenemos órganos de control interno a cargo de las propias entidades, de control institucional (Contraloría) y ahora el presidente propone más de lo mismo.

La cuestión no es observar cómo fuga el dinero, sino evitar que salga. La Contraloría implementó el control concurrente, que no es otra cosa que poner los ojos sobre lo que se está haciendo y advertir un posible robo. Todo estaba bien hasta que unos abogados de Arequipa decidieron ir al Tribunal Constitucional para quitarles facultades sancionadoras.

El problema es el sistema. Algunos califican de abusivo que, mediante un proceso administrativo, un funcionario pueda ser castigado para cumplir la función pública sin un proceso judicial. Entonces, los malos servidores acudían al fuero de los “hermanitos” y lograban continuar en sus labores. Así de fácil. Pareciera que este es un país diseñado para los corruptos.

Disculpen la comparación. Mientras a un ladrón de celular le envían a la cárcel, al funcionario público que hurta miles de soles de los bolsillos de los peruanos máximo lo mandan a descansar. Robarle al Estado es como quitarle una cama UCI a un paciente por COVID-19, ¿por qué este crimen se debe pagar solo con amonestaciones?

En conclusión, la corrupción en el país es considerada una criollada, una pendejada. Esto debe cambiar, pero no creando más instituciones sino teniendo un sistema más eficiente.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

DESGOBIERNO, CAOS Y MISERIA


El nivel de desgobierno que embarga al Perú revela que estamos siendo víctimas de la destrucción del Estado. Y consecuentemente, de la descomposición de la sociedad. La culpa no es de nadie más que del esperpéntico régimen comunista que encabeza un improvisado profesor de primaria de exiguo nivel de aprendizaje. Aparte, opuesto a aggiornar su cultura por temor a exhibir su ínfima cota de conocimientos dentro de una justa metodología meritocrática.

¡Claro, nos referimos a Pedro Castillo! Un sindicalista perteneciente al movimiento gremial patrocinado por sendero luminoso que, en 2017, saltó a la fama precisamente por incendiar la pradera para impedir que el Ministerio de Educación ubique a los maestros dentro de una escala salarial, según sus estratos de preparación cognitiva/profesional. Ahora es el mandatario del Perú.

Y como no podía ser de otra manera, el entorno que le acompaña tiene idéntico perfil. Gente que ve al amateurismo como modo de subsistencia; alabando la ley del mínimo esfuerzo; preparándose para enfrentar su subsistencia en base a la violencia, el odio y el descontento. Un grupo humano que ha hallado en la pendencia, la rebeldía -incluso el terrorismo- su manera de destacar en la vida. Ahí están esos bellidos, las boluartes, los bermejos, cerrones, castillos, etc., como prueba fehaciente de esta terrible realidad.

El asunto, amable lector, es que hoy Castillo es presidente porque supo aprovechar el descontento generado por dos miserables -Vizcarra y Sagasti– que desatendieron al pueblo con el fin de agudizar las diferencias entre pobres y ricos, gestionando la peste Covid con los pies. Dúo que se negó sistemáticamente a la compra masiva de pruebas moleculares, respiradores mecánicos, camas UCI, plantas de oxígeno, etc., como táctica para enervar a la sociedad. Rufianes que indujeron así a los peruanos a votar por el comunismo que, como suele hacerlo, se presenta ante los menesterosos como el jarabe curalotodo.

El resultado fue esa elección amañada de Castillo y compañía, quien hoy demuestra no ser la panacea que prometió sino un dirigente de neófitos en materia de gestionar el Estado, decidido a seguir agudizando las contradicciones para incrustarnos un Estado comunista.

Hablamos de una gigantesca aplanadora decidida a imponernos las miserias de Cuba o Venezuela como modo de vida, mientras la jerarquía en el poder vive en opulencia a costa de los 32 millones de peruanos. Es el patrón de los regímenes comunistas. ¡Lo que ocurre es que cuando el pueblo se percata de aquello, ya es demasiado tarde! Por eso es imprescindible, primero, hacerle entender esto al vecino que vive engañado por las prédicas buenistas del marxismo; y luego mantener vivo, a tope, el espíritu opositor entre la ciudadanía.

El desgobierno es cada vez más notorio en la gestión Castillo. Las pendencias entre facciones –Cerrón, Bellido, Boluarte, Castillo- impiden cualquier intento de gobierno. Y aquello repercute agigantando este caos que, cada día, vivimos de modo más notorio. ¡Resulta capital la unidad de la oposición! No necesariamente entre los políticos sino, sobre todo, entre la población. ¡Si queremos paz, preparémonos para la guerra!