“Es inconcebible que, en seis meses de gestión, se tenga ya dos gabinetes defenestrados, con una veintena de ministros que rotan y una serie de personajes cuestionados, sin las capacidades”.
Avelino Guillén, en
la entrevista que da el fin de semana, hace una denuncia reveladora mencionando
la existencia de un “gabinete en la sombra”, que tiene mucho más poder que el
Consejo de Ministros en pleno, presidido por Mirtha Vásquez, y que ahora,
después de la renuncia irrevocable de la premier, confirmaría el poder fáctico
que ha empoderado el propio presidente Castillo.
Dos hipótesis, para
entender tanta necedad y negligencia para exponer su propio gobierno. La
primera, que el presidente ha sido desbordado por estos personajes siniestros,
que, al empoderarlos, ahora son incontrolables en el poder. La segunda
significaría que el propio presidente estaría involucrado en estos actos
vedados con la ley, que inclusive muestran evidencias groseras de corrupción.
Lo curioso es que
todo esto indica que no sería un presidente que está aprendiendo a gobernar,
sino que han entrado a copar el Estado para cometer actos de corrupción al
menudeo, convirtiendo Palacio de Gobierno en una especie de “mercado persa”
donde todo tiene precio y todo se puede negociar; tal como muestran las
reiteradas visitas de proveedores, lobistas y traficantes de poca monta, como
revelan los programas dominicales.
Es inconcebible que,
en seis meses de gestión, se tenga ya dos gabinetes defenestrados, con una
veintena de ministros que rotan y una serie de personajes cuestionados, sin las
capacidades y menos las credenciales asumiendo cargos de decisión en el
gobierno, pero todo lo que mal empieza mal acaba, reza un viejo adagio y ahora
el gobierno es insostenible.
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