El Caballo de Troya
fue un gran artilugio griego para adentrarse en la ciudad de Troya,
impenetrable hasta el momento previo gracias a enormes muros y fortificaciones
nunca antes vistas.
Narra la guerra
sostenida entre griegos y troyanos hacia la época de 1.300 a. c., durante 1
década, conocida por la singular construcción de un enorme caballo de madera
que los griegos utilizaron como anzuelo para introducirse en la ciudad
fortificada de Troya. Entonces, el uso del caballo de Troya resultó una
estrategia exitosa para ocupar por asalto la fortaleza enemiga.
NO HAY
PEOR CIEGO, SALVO QUE SEAS BRUTO
Hoy en día, salvo
las enormes y sustanciales diferencias que existe con la actual gestión
regional, existen diversos “caballos de troya”, como el tal FELICIANO, entre
otros, quienes deslealmente se reúnen con los que ansían vacar al gobernador.
Y aunque a muchos
nos alegraría que se ponga fin al poder y hegemonía familiar, no deja de
causarnos una sonrisa muy amplia de cómo estos aprendices de montesinistas,
pugnan por el poder. Con “CABALLO” o sin él, el remedio podría ser peor que la
propia enfermedad.
Qué bueno que entre
ellos se apuñalen por el poder, aprovechando la debilidad de una persona que
jamás debió llegar a tan alto cargo. La paciencia es nuestra mejor virtud, y
será ella quien al final nos terminará dando la razón.
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