Si usted quiere ser
funcionario público, si usted quiere experimentar las “delicias” del cargo y
gozar de los halagos y buen sueldo así no tenga el perfil ni la experiencia,
las bonificaciones y ser llamado “jefe” sin más; si usted quiere experimentar
el poder y porque tiene la intención y la ‘vocación de servir’, o simplemente
porque le “cayó la suerte”, tiene que aprender a tolerar y a soportar la
crítica, no solo de los medios de comunicación, sino también de la misma
población a la cual se debe.
Y es que un
funcionario no es más que un servidor público; administra los recursos de la
población y, por tanto, tales recursos no le pertenecen ni pueden ser
utilizados de manera personal. Es más, los postulados de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) reconocen que los funcionarios
están expuestos al “escrutinio en mucho mayor grado”.
Pero si no te
gusta, pues dedíquese al sector privado para evitar ser criticado o sometido a
la evaluación ciudadana todos los días. O si eres ‘hijito de mamá’ pues gracias
a ella tienes ‘un carguito’, no sirves como funcionario público. Y es que
chibolos, hijitos de mamá, amenazan con carta notarial jajjaja; Chava, que
esperas que no quitas a esos mocosos que buscan a la mamá para defenderse, en
vez de demostrar su capacidad profesional que dicennnnn tener…
En una sociedad
democrática, los funcionarios públicos en lugar de recibir una protección
especial, deben estar expuestos a un mayor nivel de crítica que posibilite el
deber público y el control democrático de sus actuaciones, pues para evitar
actos de corrupción debemos tener servidores públicos llenos de valores y
principios éticos que les permitan tener en claro que sólo son personas que
están encargadas de los recursos públicos del Estado y que sus cargos son
temporales.
Si no les gusta ya
saben lo que tienen que hacer. Recuerden la paciencia es nuestra mejor virtud.
Regresamos.
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