Era setiembre del
2018 y su candidato a la alcaldía provincial de Huaura Eddie Jara necesitaba un
empujón electoral, y a Chui no se le ocurrió mejor idea que poner la primera
piedra para la obra pistas y veredas de las urbanizaciones ‘Huacho y San
Pedro’; era el 22 de setiembre a pocos días del proceso electoral municipal.
El Gobierno
Regional de Lima ejecutaría el asfaltado de las calles; mientras que el
gobierno local construiría las veredas en esta zona urbana (Ambos de ‘La
Familia’). No había expediente técnico (elaborado a medias por la Dral) pero
había que apurarla por la cercanía electoral.
Chui prometía ese
día el mantenimiento integral del Malecón Roca, la pavimentación de calles de
Amay, la construcción del Emisor Submarino, la restauración de la piscina El
Inca y la Vía Costanera, todo por 18 millones de soles. Al irse solo cumplió
con las pistas y veredas de la mencionadas urbanizaciones y en Amay. La primera
inconclusa, con problemas técnicos y que
no tiene cuando acabar.
Beto Barba tampoco
no se quedó atrás; convocó a la
AS-SM-21-2018-CS-MPH-H-1 para la construcción de veredas por el monto de
S/. 1’ 766,101.55 Soles, obra adjudicada el 30 de octubre del 2018. La Dral
(Gobierno Regional) se haría cargo del asfaltado de 3.5 kilómetros por el monto
de S/. 3’230.00 soles.
Que lejano queda el
22 de setiembre cuando Nelson Chui Mejía colocó la primera piedra y junto a los
vecinos recorrió estas emblemáticas urbanizaciones de Huacho. Ha pasado el
tiempo y esta obra no culmina, a pesar de haberse vencido largamente los plazos
de ejecución.
Ni Nelson Chui ni
Beto Barba están ya, siendo solo unos tristes recuerdos. Solo queda Eddie Jara
y este alcalde provincial más preocupado en la exposición mediática como fotos
y notas de sus ayayeros, no soluciona nada. Al final culpará de la demora al
Gobierno Regional.
Esta es la triste
realidad. Se han gastado casi el 88 % del presupuesto y esta obra no tiene
cuando acabar. Mientras tanto los vecinos hacen malabares para caminar en estas
calles llenas de polvo y abandonadas, que sumadas a la falta de rampas para
trasladar a sus enfermos, esperan su pronta culminación.
Pero si pensaban
que eso era todo se equivocan, regresamos porque la paciencia es nuestra mejor
virtud.
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