La segunda ola vuelve a cogernos sin nada: sin personal, sin equipos, sin pruebas moleculares, sin camas UCI ni oxígeno. Es decir, no aprendimos nada. Ese es el gobierno regional de Ricardo Chavarría. Estamos pues condenados a morir a manos de una gestión ineficiente y presuntamente corrupta.
Chavarría tuvo casi 1
año para implementar los hospitales de camas UCI y de plantas de oxígeno. Las normas
y la Ley, le permitían echar mano del presupuesto mediante la contratación directa,
y ni eso pudo hacer bien este ineficaz.
Lo que pasa en
Barranca es para ni contarlo, a pesar de que existe una PLANTA DE OXÍGENO esta
es tan insuficiente que solo puede servir para recargar 20 balones de 10 m3 por
día. Los 200 balones que había al parecer se esfumaron, y el poco oxígeno que
produce esta planta, se comenta, que es comercializado vilmente en vez de
utilizarlo, en los pacientes covid.
Ya no podemos esperar
nada de Chavarría, lo que sí es seguro es que los vecinos de la región Lima
seguirán muriendo. Pero no tanto por el covid, sino por la ineptitud de los
gobernantes, el desastre de los servicios públicos y la viveza de quienes en
vez de comprar camas Uci y oxígeno, compraron mascarillas a precios más altos
que el cielo. Y no pasa nada. La paciencia es nuestra mejor virtud.
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