Sinceramente dan
risa los disque revocadores del alcalde provincial de Huara Santiago Cano,
quienes han fracasado estrepitosamente y lo han reconocido públicamente.
Estos disques
moralizadores demostraron que de revocatoria no saben absolutamente nada,
porque hasta el día de hoy NO HAN PRESENTADO una sola firma en el JNE.
Y aunque han amenazado
presentarlos en los próximos días, pues la fecha de vencimiento es el 25 de
mayo, los revocadores de pacotilla, han hecho el papelón de sus tristes y
pobres vidas. La revocatoria si ha funcionado en su grupete, pues varios de sus
integrantes prefirieron largarse antes de quemarse con estos seudos fiscalizadores.
La población sostiene
que las personas que se encontraban detrás del proceso de la revocatoria de
Cano, son aquellas que se han enceguecido para no ver, ni reconocer los logros
conseguidos y solo abren los ojos para buscar lo malo de su gestión y debido a
ello, sus propios integrantes han preferido saltar del barco, antes que este se
hunda.
Los vecinos
rechazan a estos aprendices de moralizadores, porque los revocadores actúan
motivados por odios y venganzas políticas.
TAMBIEN FRACASARON CON REVOCATORIA DEL CONSEJERO
REGIONAL MARCIAL PALOMINO
Estos sinvergüenzas
cargaran en sus hombros el haber estafado a los vecinos que firmaron los
planillones pensando en la seriedad de estos sujetos, que los engañaron con el
cuento de la revocatoria, cuando en el fondo solo quieren poder y dinero. Sabemos
fehacientemente que solo al Consejero Regional Marcial Palomino lo fueron a visitar varios emisarios, pidiendo dinero a
cambio de no continuar recolectando las firmas.
Lo que no pensaban
estos sujetos es que cuando iban a recoger las firmas, eran corridos y
expulsados de todos los sitios que llegaban, mintiendo y engañando, por eso como
premio tienen “el desprecio del pueblo”.
Para nuestra corporación
periodística, el fracaso de las revocatorias se debe a la distorsión de este
mecanismo de participación ciudadana que intenta sacar del cargo a autoridades
que supuestamente incumplieron sus promesas de campaña o están involucrados en
actos de corrupción.
Estas revocatorias,
lejos de ser una herramienta democrática, se convirtieron en arma de revancha
con tintes políticos y personales. Lamentablemente las revocatorias son procesos
que van de más a menos. Pues son muchos los que compran los kits, menos los que
llegan a recolectar las adhesiones y mucho menos quienes consiguen ese objetivo y entre esos
menos están los colectiveros que hoy muerden el papel de la derrota, que ya los
sepulto definitivamente.
Una lección para
aprender a futuro. Cuando estos vuelvan nuevamente a presentarse como los
salvadores o moralizadores, simplemente no tendrán la autoridad moral
suficiente para ello.
Una vergüenza que
cargaran en sus hombros para toda su vida. El que nace perdedor, muere perdedor.
Y nunca se olviden: Las revocatorias se han convertido en un negocio, los
revocadores son generalmente empleados de una persona de gran poder económico o
una gran empresa o el relevo de la autoridad a revocar, cuyos intereses están
siendo afectados por las autoridades que pretenden revocar.
Por último, la
revocatoria es un derecho que los ciudadanos tienen para sacar a gente
corrupta, pero éste no es el caso. Antes deberían explicar el origen de los
recursos aun cuando sospechamos de donde sale el dinero, sale quizá de toda la
plata de la corrupción.
MÁS DATOS
Cuando la Oficina
de Procesos Electorales (Onpe) puso en venta los kits para recolectar firmas y
forzar la salida de autoridades regionales y municipales estalló un furor.
Cientos de revocadores pagaron S/. 84,48
y se lanzaron a comprar los planillones; en éstos debían consignarse el 25% de
total de adherentes de una jurisdicción y así convocar a una consulta popular. El proceso era decisivo, del
resultado dependía la suerte de la autoridad cuestionada. Se quedaba o iba.
A 7 días de
vencerse el plazo para presentar la solicitud de revocatoria, los revocadores
de Alvarado, cano y Palomino se han hecho humo, de repente por el temor a ser
denunciados por presentar firmas falsas o simplemente por no tenerlas.
Pero a la luz de lo
observado en estos días, es obvio que en la actualidad se encuentran en marcha
tanto revocatorias como “revocatorias”.
En algunos casos se
trata de auténticas y nobles aspiraciones de sus auspiciadores. Ciudadanos
honestos y comprometidos, quienes ante la evidente ineficacia y rumbos poco
claros y transparentes en el uso de los recursos y la gestión local o regional,
han tomado la iniciativa e iniciado tal proceso.
En otros, se trata de ex
autoridades que gobernaron en periodos anteriores, o de ex candidatos, que
generalmente postularon a los gobiernos locales y regionales y no tuvieron la
oportunidad de salir favorecidos por la voluntad popular, y que ahora usan un
mascaron de proa para ocultarse; en ambas situaciones, atizando la hoguera pretenden pescar a
río revuelto, y así colmar sus insatisfechas expectativas y ansias de retorno y
de poder.
Es necesario
detenerse y ahondar en el segundo caso, que linda con el más descarado
oportunismo y sinvergüencería. Es el que corresponde a personajes directa o
indirectamente ligados a la política activa y/o medios de comunicación, prensa,
radio o televisión.
Convierten así el
tan voceado y manoseado derecho de revocatoria, en condenable instrumento de
chantaje y obtención de pingües dividendos económicos particulares, en donde
tan indigna y repudiable es la actitud de quien cede, una temerosa, incapaz o
corrupta autoridad como del que recibe.
De las situaciones
mencionadas líneas arriba, me permito preguntar al amable lector, ¿Cuál es la
que se más se asemeja a la presentada en estos tiempos en su distrito,
provincia o región?
A los fracasados
revocadores, muéstreles el poder de su DESPRECIO. Ese es el premio que merecen.
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