Las elecciones
parlamentarias de enero del 2020 plantean a los partidos políticos el enorme
reto de elegir correctamente a sus candidatos. Por ello, hoy más que nunca se
hace necesario que esta situación cambie. En la medida en que la democracia
interna no funcione, se dará lugar a candidatos impresentables, como los congresistas
desaforados.
Estamos siendo
testigos que los procesos internos que deberían tener el objetivo de filtrar de
forma eficiente la lista de candidatos y depurar a toda aquella persona cuya
conducta política y personal no sea digna de la responsabilidad inherente al
cargo de congresista, y no se viene cumpliendo, pues está prevaleciendo la
plata antes que las virtudes personales.
Se busca renovar el
congreso con gente nueva, y salvo honrosas excepciones estamos viendo que son
los mismos políticos de siempre o ex autoridades o ex funcionarios con
gestiones desastrosas las que van a postular, obvio ‘plata como cancha’ si
tienen para solventar la ambición de buscar inmunidad, con campañas
millonarias.
Queremos observar y
participar en elecciones nuevas con gente nueva, y no con elecciones que en
realidad sea solo una parodia de lo malo que se ha desechado, recordemos que se
trata de un desafío de suma importancia.
El País se asoma a
un tiempo nuevo, y tiene ante sí una compleja y desafiante oportunidad para
renovar la democracia y no para llenar nuevamente a nuestro congreso con gente
impresentable, incapaz e ineficiente. Nuestra región no es la excepción.
Nuestro deber como
ciudadanos está en elegir bien y no votar por corruptos y fracasados, tenemos
una inigualable oportunidad para mejorar la gestión pública y de los
presupuestos y la gestión de los servicios. No la perdamos, votando por candidatos
IMPRESENTABLES como el de la foto. La paciencia es nuestra mejor virtud.
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