El movimiento
regional concertación para el desarrollo regional “La Familia” naufraga entre
el olvido y la indignación popular. Con un alcalde preso en el penal “Ancón I”, una funcionaria con
prisión preventiva en el penal “San Judas Tadeo de Carquín”, y con más de 300
procesos penales en la que están denunciados muchos de sus militantes y/o
funcionarios tanto en el gobierno regional como en algunas de las
municipalidades de la región.
Sumado a ello los
pedidos pendientes de prisión preventiva para algunos de ellos, y las múltiples
denuncias por obras inconclusas, sobrevaloradas y direccionadas, hacen de este
movimiento regional una lagrima de vergüenza.
Ante este casi
triste final buscan a como dé lugar imponer candidaturas en las elecciones
regionales y municipales en la región Lima. El objetivo no solo es buscar
perpetuarse en el poder, sino el de evitar que sus actuales militantes (hoy en
el poder) sean investigados y denunciados bajo una efectiva medida de control e
investigación, que si lo harían autoridades electas ajenas a ese movimiento.
El porvenir que
tiene “LA FAMILIA” está casi cantado. Su fracaso en la gobernación regional y
en comunas provinciales y distritales es su peor carta de presentación.
Repudiados y rechazados muchos de ellos, otros resistidos a caer bajo una
inmensa inversión publicitaria, pero el final siempre será el mismo.
INSEGURIDAD
CIUDADANA EN HUALMAY, HUACHO Y LA REGIÓN
Un claro ejemplo
del fracaso es su ineficiencia frente a la creciente inseguridad ciudadana, hay
alcaldes como el de Hualmay EDDIE JARA que ni siquiera han comprado una sola
cámara de vigilancia, y otros las han instalado con sobreprecio en su compra
pero que no funcionan (BETO BARBA).
La gestión de
NELSON CHUI ha comprado silbatos,
chalecos y hasta polos, y no ha implementado ningún plan de seguridad ciudadana
y su tan mentado PLAN CUADRANTE solo fue un bluf publicitario. Las camionetas
regaladas a las municipalidades no patrullan por falta de personal y
combustible.
Hoy más que nunca
los ciudadanos nos encontramos desprotegidos frente a la delincuencia. En
Hualmay, Huacho y en cualquier provincia de la región reina la delincuencia
organizada, la extorsión y el sicariato. Los alcaldes y hasta el mismo Chui
solo están decorativos, a pesar de los millones de soles que administran. Lo
increíble es que a pesar del permanente fracaso, pretenden seguir gobernando la
región y Huacho.
Irónicamente se
ufanan de ser los “reyes del cemento y el asfalto” cuando eso no ofrece seguridad a los
vecinos, sino más bien engorda sus bolsillos por las comisiones que esas
dejan. Esa ambición política electorera
de los que de una forma u otra buscan perpetuarse en el poder, no es por amor al chancho sino a los
chicharrones.
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