Hace dos días
Lizbeth Robles fue denunciada por cobrar parte del sueldo de sus asesores
parlamentarios. De acuerdo a las grabaciones presentadas públicamente, su
pareja Edward Rojas Rugel, los contrató como asesores I y II en su despacho con
la condición de que les entregará el 50% de sus sueldos.
1.- Ambos ex
asesores señalan que la congresista Lizbeth Robles sabía de los cobros que
hacía su pareja.
2.- La entrega del
50% de los salarios y bonificaciones fue en efectivo, sin transferencias para
no dejar rastro.
3.- Ex asesores
Sara Milla y José Altez señalaron que cuando decidieron no pagarle más a Rojas,
la parlamentaria Lizbeth Robles les comunica a ambos que se darían cambios en
su despacho y los despide.
Nada ha cambiado
desde las épocas en las que Elsa Canchaya, desde su curul, contrataba a su nana
para ocupar un puesto en el Congreso mientras ella se quedaba con el sueldo o
Michael Urtecho arrasaba con el pago de varios de sus asesores con la
complicidad de su esposa que hasta manejaba las tarjetas y retiraba en los
cajeros. Los métodos en el Congreso simplemente se han refinado para mal. La
podredumbre es la misma y los congresistas de la región Lima NO PODÍAN SER LA
EXCEPCIÓN.
Cada congresista
tiene la facultad de contratar a 2 asesores con sueldos que oscilan entre los 7
mil y los 9 800 soles. Y todos llegan por amistad. El trato es simple y
directo: te doy el trabajo pero a cambio de la mitad de tus ingresos.
Lo llaman la
ruleta. Se gana y se pierde. Los puestos de confianza son así, y los
congresistas tienen el privilegio de contratar o despedir a estas personas sin
dar explicaciones. Totalmente repugnante.
Para la próxima
analicemos por quien o quienes debemos de votar, no vaya ser que sigamos
eligiendo a sinvergüenzas y corruptos, o simples peleles de sus conyugues.
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