“Síganme, no los voy a defraudar porque representamos LA HONESTIDAD”, fue
el lema de campaña de Ricardo Chavarría, que entre el discurso de campaña y la
práctica de gobierno produce la distorsión más grande que se tenga memoria en
la región.
Los políticos en su mayoría tienen un equipo para ganar y otro para
gobernar, para ganar convocan a la gente honesta con ganas de cambios y aunque
muchos digan que lo hacen por un puesto de trabajo, más relevancia tiene lo
último.
Es imposible desarrollar una región basado en mentiras o promesas falsas.
La desconfianza que generan en la población produce desazón, decepción,
protestas, corrupción, y muchos años de trabajo para restaurarla.
Dejar la región en manos de tu familia y amigos, traen como consecuencia
la llegada de impresentables funcionarios foráneos dejando de lado a tus
propios militantes, ávidos de cambio y que se sumaron por la nula oportunidad
que tuvieron en gestiones corruptas pasadas.
La lucha contra la corrupción era uno de los objetivos principales de
Fuerza Regional indicaba Chavarría en campaña, pero llegando nomas al poder ha
hecho todo lo contrario. Y aunque no se gobierna con improvisados e incapaces,
tampoco se hace con gente ligada estrechamente a denuncias gravísimas por corrupción.
Y aunque el lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras
suenen confiables y el discurso mentiroso sea un componente esencial de la
política, no se puede perder la esperanza de recuperar la cordura y las riendas
con honestidad y trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.