La Navidad es el acontecimiento más trascendente de la cristiandad y su envergadura ha concitado la atención mundial a través de los tiempos, siendo gravitante en el decurso de la historia universal.
El nacimiento de
Jesús fue el punto de quiebre de la sociedad internacional del mundo antiguo,
marcando cronológicamente el antes y el después para toda la civilización
occidental y de otras partes del planeta por eso Jesús de Nazaret hoy miércoles
25 de diciembre, cumple 2021 años.
Es verdad que el
cristianismo no cuenta el mayor número de fieles en el globo, pero lo es
también que es una de las religiones históricamente más universales -las otras
son el judaísmo y el islamismo.
Aunque no hay credo
más importante que otro pues todas las religiones son importantes para sus
fieles, resulta incuestionable que el cristianismo, aunque dominante en
Occidente es el más transversal de todos dada su estrecha relación con los
acontecimientos sucedidos a lo largo de los dos milenios transcurridos.
De hecho, Jesús, más
allá de ser Dios y hombre para los católicos, fue el mayor revolucionario de la
humanidad de su época, y su inobjetable protagonismo se hizo visible en un
mundo donde la desigualdad fue legitimada -Aristóteles justificó la existencia de la esclavitud-, formando
parte de la normalidad de aquella sociedad a la que cuestionó y enfrentó
proclamando la igualdad entre los hombres, e insertando en el pensamiento
internacional, los conceptos de amor al prójimo y la caridad, totalmente
ausentes en la escala axiológica de la sociedad en que nació y vivió.
Con Roma como hegemón
del mundo antiguo donde Judea quedó convertida en una provincia del poderoso
Imperio, Jesús vino al mundo en un pesebre, legando a los pueblos la humildad,
otro valor también inapreciable en su tiempo.
La Navidad ingresó al
derecho internacional siendo apreciada como el mejor momento para la paz,
coadyuvando a promover las treguas y el final de las guerras, de allí que en
medio de una historia internacional determinada por el conflicto como regla, constituyó
un tiempo no solo de formidable contexto para el perdón y la reconciliación,
sino, además, para la negociación político-diplomática, y para el indulto,
consideradas prácticas que fueron acentuándose progresivamente con vigencia
hasta nuestros días en medio de la pandemia.
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