La desconfianza económica y política que genera el gobierno ya le pasa factura al país y el impacto es mayor en la gente de menos recursos.
En una reciente entrevista,
el ministro de Economía, Pedro Francke, dijo que el gobierno trabaja por
mantener una economía sólida. Por ello los inversionistas extranjeros confían
en el Perú y consideran a nuestro país como el menos riesgoso.
Sin embargo, los
inversionistas y las familias peruanas han hecho explícita la desconfianza e
incertidumbre que les genera un gobierno con autoridades que no cumplen los
requisitos para el cargo que ostentan, que emiten mensajes ambiguos y
contradictorios respecto al rumbo económico del país y que buscan impulsar un
cambio constitucional a toda costa.
La salida de dólares del
país, el alza de tipo de cambio, el aumento de precios de la canasta básica de
consumo han sido las consecuencias económicas más notorias para la ciudadanía,
pues golpean directamente sus bolsillos.
Un indicador no tan notorio
para las familias, pero sí para los inversionistas es la fuga de capitales
hacia el exterior. Así, entre junio y setiembre de este año, salieron más de
US$12 mil millones de las cuentas de familias y empresas no financieras.
“Hoy tenemos un flujo más
negativo de capitales asociado a los mayores depósitos en el exterior, debido a
la desconfianza económica y política que genera el Gobierno, pues en periodos
de certidumbre la salida de capitales era entre mil y 2 mil millones de
dólares”, dice Lucero Martínez, economista de la Asociación de Contribuyentes.
El exministro Waldo Mendoza
sostiene que estamos ante la mayor fuga de capitales de nuestra historia. En un
contexto favorable, las empresas consideran como alternativa la emisión de
instrumentos de deuda como bonos, debido a un menor costo de financiamiento y
posibilidad de mayor plazo de repago. Pero la incertidumbre política tiene su
efecto en los bonos soberanos del país, en el costo de financiamiento y
endeudamiento de las empresas en el mercado local e internacional.
Por ello al sector privado
le resulta menos atractivo este instrumento hoy. Esto se refleja en el monto de
colocaciones por oferta pública de bonos de las empresas privadas, el cual se
redujo en 95%, al pasar de S/262 millones de colocaciones en el II trimestre
2021 a S/11 millones en el III trimestre. Y solo fueron cuatro las empresas que
emitieron.
PEDRO FRANCKE NO ES
(DEL TODO) FRANCO
El ministro de Economía
también asegura que el gobierno ha sido prudente con las cuentas fiscales del
país: “Nosotros hemos sido bien cautos en la cuenta fiscal; el déficit está
terminando en 3%, se había programado 6%”.
Según el economista Luis
Miguel Castilla, “hoy se controla el déficit , pero en la medida en que la
economía se enfríe, en 2022 habrá menos ingresos y el déficit crecerá y se
apelará a más deuda”. Deuda que resultará más cara, pues la calificación
crediticia se ha reducido, aumentando el costo de financiamiento.
Este costo lo pagan los
peruanos, pues cuantos más recursos del presupuesto se destinen al pago de los
intereses de la deuda pública, hay menos para inversión pública y servicios.
Además, no es cierto
tampoco que el MEF esté siendo prudente con los recursos. Según advierte el
Consejo Fiscal, el Gobierno, mediante decretos de urgencia, incorporó entre
setiembre y octubre de este año S/5,800 millones a la reserva de contingencia.
¿CON OPTIMISMO TODO
SE PUEDE?
Cualquier estimación del
crecimiento o recuperación de la economía, incremento de la inversión y demanda
interna para 2022 se realiza bajo supuestos que consideran una prudencia en el
manejo de las cuentas fiscales, deuda pública, control de la inflación, entre
otras.
Estas variables dependen no
solo del contexto macroeconómico, sino de la capacidad de gestión de las
autoridades y de una política de gobierno que genere estabilidad, confianza y
calma a los agentes económicos (familias e inversionistas) en el mercado local
y extranjero. Todo eso es una ilusión hoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.