Ayer empezó a regir la norma que obliga a los mayores de 18 años a presentar el certificado con las dos dosis de la vacuna contra el coronavirus para acceder a lugares cerrados, terminales terrestres, y a centros de trabajo que alberguen a más de 10 personas.
Como era previsible,
cierto grupo de personas salió a reclamar diciendo que no pueden ser obligadas
a inmunizarse y tienen razón, la vacuna contra el COVID-19 no es obligatoria,
pero sí deben asumir las consecuencias de sus decisiones ya que sus derechos
acaban donde empiezan los del otro.
El vacunarse o no es
decisión personal, pero también es un tema de salud pública y bien común que no
puede ser superado por el individualismo.
De otro lado, un
punto a mejorar es la campaña de comunicación que acompaña a esta medida. Ayer,
el principal reclamo de muchas personas vacunadas era que no estaban al tanto
de la norma y, por ende, no contaban con el carnet físico ni el digital. Otra
situación a revisar es aplicativo del Ministerio de Salud que lee los
certificados digitales, pues colapsó en las primeras horas del día y se mantuvo
intermitente.
Está demostrado que
vacunarse es seguro y salva vidas. No se convierta en una estadística.
Vacúnese.
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