El presidente Pedro Castillo se ha metido en un gran hoyo al tratar de negar el ingreso a Palacio de Gobierno de un grupo de fiscales, en su intento por ocultar todas las oscuras movidas que se vienen haciendo en la sede formal del Poder Ejecutivo a donde llega –al igual que al despacho paralelo de Breña– una conocida lobista acompañada de proveedores que más tarde ganan millonarias licitaciones que se pagan con dinero “del pueblo”.
Hoy son pocos los que
defienden al mandatario que está más preocupado en hacer una “escuela” para
sindicalistas, que en llevar con honestidad las riendas de un país que cometió
el error histórico de elegir a este personaje que cree que aún es un dirigente
de profesores radicales, al igual que su censurado ministro de Educación,
Carlos Gallardo, quien en lugar de hacer gestión en favor de los alumnos de la
escuela pública, estuvo metido en su reducido mundo de las broncas gremiales
que a nadie importan.Han pasado apenas seis meses desde que el profesor
Castillo y sus defensores se llenaban la boca hablando de “moralidad” y
“honestidad”, para ser testigos hoy de cómo el “decente” Castillo, el humilde
profesor chotano que andaba a caballo, labraba la tierra y quería vivir con su
modesto sueldo de docente, no tiene reparo en tirar la puerta en la cara a un
grupo de fiscales, tal como consta en un acta, aunque ayer esto haya tratado de
ser negado a través de un escueto comunicado.
¿Qué dirá el exfiscal
Avelino Guillén? El ministro del Interior hizo carrera como un gran abanderado
de la lucha contra la corrupción, y ahora no muestra reparo alguno en ser parte
de este régimen que hace agua por todos lados y que tiene como presidente a un
caballero que recibe en su despacho a gente dudosa –pero “suertuda”– que más
tarde gana licitaciones. ¿Se quedaría así de callado si otro eventual
mandatario hubiera prohibido la entrada a representantes del Ministerio
Público?
Habrá que ver si algo
le sirve a Castillo el haber ido ayer al Ministerio Público a pedir cambio de
fecha para su declaración por los ascensos militares, programada inicialmente
para el 29 de este mes. Fue a pie, en evidente “gesto” político en que su
personal de seguridad dejó acercarse a gente de a pie que quería saludar al
mandatario, pero no a los periodistas que hace meses buscan sacarle una
declaración. ¿Trató con esto de corregir el portazo en la cara a los fiscales
del día anterior?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.