Lo sucedido en los últimos días en el Perú es un fiel reflejo de la mediocridad del gobierno de Pedro Castillo e ilustra al detalle el rumbo que está tomando nuestro país de la mano de quienes sin duda alguna, no están aptos para ejercer el poder. Me refiero a la salida de dos comandantes generales con apenas tres meses en funciones, y de otro lado a la designación de una cuestionada jefa de la Superintendencia Nacional de Transporte Terrestre de Personas, Carga y Mercancías (Sutran).
Por el simple hecho de
no aceptar el ilegal capricho del presidente Castillo de ascender a un general
y cuatro coroneles del Ejército y la FAP, el profesor dio de baja a los
entonces jefes de sus instituciones: el general de división EP José Vizcarra y
el teniente general FAP Jorge Chaparro, ambos militares de excelentes fojas de
servicios que en medio de este escándalo han demostrado su apego a la
Constitución y la legalidad, al no dejarse avasallar por el mandatario a través
de su secretario.
Sin embargo, mientras
estos valiosos generales eran enviados a sus casas sin si quiera convocarlos
para comunicarles sus salidas, el gobierno del profesor Castillo, a través de
su siempre impresentable ministro de Transportes y Comunicaciones, Juan Silva
Villegas, nombraba como jefa de Sutran a Doris Alzamora, quien tienen tres
denuncias, en años distintos, por robos de tarros de leche, panes de moldes y
pastas de dientes en supermercados de Lima. De Ripley, solo en el Perú.
Acá queda clara la
entraña de este régimen “del pueblo”. Por un lado, echa a dos buenos oficiales
que llegaron a sus cargos tras meritorias carreras de casi 40 años (incluso el
general Chaparro es “defensor calificado de la patria” por su participación en
el Conflicto del Alto Cenepa) por no aceptar presiones para firmar ascensos
ilegales, mientras que de otro abre las puertas y nombra en un importante cargo
a quien ha sido acusada tres veces ante la Policía Nacional de ser una
ladronzuela.
Ojo que no es primera
vez que el ministro Silva, el gran defensor de las combis piratas, hace noticia
por el nombramiento de gente con pésimos antecedentes en su sector. Si se
mantiene en el cargo, es porque él y sus “elegidos” tienen el perfil del
funcionario promedio de este gobierno que detesta la meritocracia y el
profesionalismo, y que solo cree en el amiguismo, el compadrazgo y la sumisión.
Pero claro, el que critica es un “golpista” o no piensa en “el pueblo”.
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