Si como consecuencia de malas acciones –o inacciones- del presidente de algún país ocurrieron muertes por Covid, ¿es factible imputarle un crimen social? En Brasil acaba de hacerlo la cámara de Senadores.
¿O es que sólo puede
culparse a presidentes de derecha, como parece ocurrir en las “democracias” que
están en manos izquierdistas? Por lo pronto esto está ocurriendo en el Perú,
siendo la sociedad con el mayor número de fallecidos por millón de habitantes.
Porque tanto Vizcarra
como Sagasti se exhiben jactándose de sus yerros, pese a que durante sus
gestiones murieron más de 200,000 peruanos a causa de la desatención sanitaria
generada por la terquedad -¿crueldad?- del primero y por la pasividad
-¿complicidad?- del segundo. A Vizcarra se le advirtió en todos los tonos. Este
escriba reconoce que su perseverancia en este asunto llegó a cansar a ciertos
lectores, pero antes estaba la vida de tanta gente que murió indebida,
cruelmente, que el hartazgo del leyente.
Con terquedad digna
de sadismo, inexplicablemente Vizcarra y sus ministros Mazzetti y Zamora se
negaron a adquirir pruebas moleculares, indispensables para establecer las
bases de datos que mapeen las zonas de alto contagio, el grado de
contaminación, los parámetros y plazos para el confinamiento, etc., de modo que
la epidemia pudiese ser monitoreada y consecuentemente restringida su
propagación. Esta omisión ocurrió durante dos rachas de contagios y sus
consecuencias fueron fatales.
Se especula que
Vizcarra y sus dos ministros adquirieron las inservibles pruebas rápidas a
precio de las moleculares, medrando con el drama de cientos de miles de
peruanos. Pero este abandono sólo fue fruto del capricho –¿probablemente
interés?- de Vizcarra por negarse a comprar lo que la lógica y la ciencia
demandaban: camas UCI (en esos tiempos las arcas fiscales rebosaban), a la vez
que respiradores mecánicos y plantas de oxígeno.
No existió razón
alguna para haber omitido estas fundamentales compras destinadas a atender a
una ciudadanía amenazada de muerte. Pero Vizcarra, Zamora y Mazzetti
persistieron oponiéndose hasta el último.
Una comisión del
Senado brasileño ha investigado al presidente Jair Bolsonaro por su mal manejo
de la pandemia. Según la acusación, la cifra de fallecidos es producto de
“malas decisiones adoptadas por el Ejecutivo”.
¡Allá funciona el
Estado, amable lector, porque sus autoridades se preocupan de que así sea! ¡Y
así debería ser acá! Con más razón siendo el país con el mayor número de
muertes por millón de habitantes a causa del Covid. ¡Superamos 5.6% de mortalidad!
Pero no está en nuestra agenda política investigar semejante crimen social.
¿Por qué pasar por alto la flagrancia de Vizcarra que generó la desaparición de
207,000 personas, mayoritariamente víctimas de su empecinamiento por desatender
la crisis sanitaria surgida durante su gestión? ¡Porque nuestras 207,000
muertes fueron mayormente por falta de oxígeno y equipo sanitario, elementos
que Vizcarra rehusase adquirir! Brasil también investiga si hubo corrupción por
la tardanza en comprar vacunas.
Otro crimen
igualmente perpetrado por Vizcarra por su obvio interés en comprar la
cuestionada vacuna china. ¿Algún día el Congreso lo investigará?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.