“En el Congreso disuelto, por ejemplo, se presentaron proyectos para aumentar la pena de cárcel por difamación (a contracorriente de lo que sucede en las democracias constitucionales del mundo)”
El periodismo siempre
será incómodo para el poder porque uno de sus roles es precisamente
fiscalizarlo, pedirle cuentas. Es por eso que desde distintas instancias del
poder se busca silenciarlo. En el Congreso disuelto, por ejemplo, se
presentaron proyectos para aumentar la pena de cárcel por difamación (a
contracorriente de lo que sucede en las democracias constitucionales del
mundo), para regular la publicidad estatal en medios y para exigir la
colegiatura obligatoria de periodistas. En este Congreso, que no tiene ni
cuatro meses en funciones, se ha desempolvado una ley observada por el gobierno
de Sagasti que busca regular la publicidad estatal en medios y se ha presentado
(PL) una iniciativa para controlar su contenido (que se declare de necesidad
pública “la justa y equitativa distribución del espectro electromagnético y
radioeléctrico”).
Los embates de este
gobierno al periodismo son también preocupantes: la pasmosa opacidad del
presidente, el maltrato a periodistas por parte de la seguridad del Estado, la
retórica que busca deslegitimar a los medios del mismo presidente (ofreció
revelar cuánto ganan los conductores de televisión) y de algunos de sus
ministros (como Silva y sus declaraciones sobre Canal 7), y la negativa del presidente
a firmar las declaraciones de Chapultepec y de Salta que establecen compromisos
a favor de la libertad de expresión.
Por si esto fuera
poco, el líder de APP, uno de los partidos con mayor representación congresal,
busca amedrentar al periodismo. César Acuña ha presentado una solicitud de
embargo contra el periodista Christopher Acosta (autor del libro plata como
cancha), Jerónimo Pimentel y la editorial que él dirige, en el marco del
proceso por la querella por difamación en contra de Acosta. Acuña solicita 100
millones de soles por daño a su reputación. Instrumentalizar a la justicia para
silenciar a periodistas es una práctica peligrosa para la democracia, sorprende
que venga de un político que dice querer defenderla.
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