En todas las casas cuecen habas; y en la mía, a calderadas”, dijo Don Quijote, pero en la nuestra la cosa es exageradamente vergonzosa. El marco electoral, ese que define la reglas sobre cómo elegir a nuestros “gobernantes”, es sujeto de modificaciones en cada legislatura, siempre en función al interés de los congresistas que, a su vez, representan el interés de sus partidos, los que atienden al interés de sus dueños, los que finalmente obedecen al interés de sus bolsillos.
En
resumidas cuentas, el marco legal que regula las elecciones en el Perú tiene una
fortísima influencia mercantilista que contamina el derecho ciudadano de elegir
y ser elegido. Eso debe acabar ya.
El
actual escenario político nacional ha demostrado que el único poder del Estado
que puede hacer control político es la ciudadanía. Hasta ese llamado cuarto
poder, que es el periodismo, ha claudicado en su objetivo.
Eliminar
las elecciones primarias, arguyendo la pandemia es una falacia. Cuando las
primarias universales son un excelente mecanismo para que los votantes puedan
participar libremente en la elección de los candidatos partidarios, que luego
veremos reflejados en las municipales y regionales.
Gracias
a este Congreso, no tendremos primarias. Como siempre, ello abre la puerta a
que las internas sigan siendo un mecanismo endeble que permita el manejo de los
partidos en función de la voluntad de sus caudillos y los aleje de la
democracia participativa, donde los militantes y la ciudadanía en general son
quienes realmente deben decidir quiénes serán sus candidatos.
Nos
toca estar muy atentos a los partidos que sí tengan elecciones internas libres,
plurales y democráticas, porque serán ellos quienes luego pongan en la
administración pública a las personas que realmente necesitamos y no a quienes
los caudillos mercantilistas necesitan.
P.D.:
Y encima tuvieron que votar tres veces, ¡porque no entendían lo que votaban!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.