La primera moción para vacar al presidente Castillo, promovida por la parlamentaria Patricia Chirinos, empezó a circular la semana pasada. Si bien las bancadas de Acción Popular, Alianza para el Progreso y Podemos Perú han indicado que no apoyarán la moción -a pesar de ser bancadas de oposición-, el solo hecho de que parte del Congreso esté buscando vacar al presidente (y tan pronto) es un indicador del futuro político que podemos vislumbrar. No es cuestión de preguntarse si Castillo será o no vacado, sino de preguntarse cuándo y cómo se dará la vacancia.
Con cada día que
pasa, el gobierno comete más y más grandes errores. En algún momento uno de los
errores será tan grave que generará consenso en el Legislativo para lograr una
vacancia.
Ahora bien, más allá
de consideraciones sobre qué tan justificada esté la moción de vacancia, el
hecho es que el presidente Castillo lleva meses evidenciando que solo es bueno
para agitar masas en la plaza. Cuando se trata de gobernar, Castillo no sabe
hacia dónde mirar. Y no hay irresponsabilidad más grande que tener poder y no
saber cómo usarlo. Las buenas intenciones no sirven de nada si se mantienen
latentes en cambios hipotéticos.
No nos confundamos.
La demagogia de Castillo genera pérdidas. No hacer nada es tan dañino como
hacer las cosas mal, y lo poco que este gobierno hace, lo está haciendo mal
(con muy pocas excepciones como el esfuerzo de vacunación).
Si Castillo continúa
alargando la lista de errores y omisiones que sustenta la moción de vacancia
presentada por Chirinos, eventualmente esta lista crecerá lo suficiente y se
gestarán los consensos necesarios para sacarlo del cargo.
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