Los sobones están
en todas partes, son una lacra y es sinónimo de haraganería e ineficiencia. Hay
sobones en el Congreso, en los ministerios, en el gobierno regional, en las
municipalidades, y en todo lugar. Los sobones son los que saben que son
ineficientes y buscan compensar ello con la sobonería.
Pese a que el sobón
es un personaje vacío, sin inteligencia y de escaza madurez suelen triunfar en
la vida, pues una vez que encuentran un jefe idóneo lo viven de por vida, le
chupan la sangre como sanguijuelas, ríen alocadamente de sus bromas, se
enternecen con sus historias y aplauden hasta sus errores.
Lo sobones suelen
mimetizarse con un traje de amicalidad extrema, son deshonestos, inválidos
mentales, personas que hacen trampa para ganar en la vida y que no tienen una
vida propia, pues siempre dan vueltas en torno a su astro mayor adulándolo.
Son una especie
despreciable que al contrario de la gente buena, que se encuentra en extinción,
abundan y se extienden por el mundo.
Hay sobones en
todos lados. Vagos sin mérito alguno, que solo sirven para lustrar los zapatos
de los seudos líderes, desleales y vacíos y sin materia gris como sus propios
sobones. La sobonería es un mal enquistado en la sociedad peruana. Convivamos
nomás.
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