Obviando hechos
cada vez más deleznables, por tratarse del contenido del próximo proceso
electoral del 2014, nos inclinamos por reconocer que el mejor laboratorio de
todo lo que puede acontecer, en esta época pre electoral en política, hurgando
en todas las variables posibles, de los
vivaques de todo tipo, hasta los más inverosímiles, y de todo el bestiario que
se puede dar en el mundo de la política,
lo encontramos en el estudio de todas las gamas y recodos de la
Revolución Francesa.
En ese gran
escenario, que siempre es estudiado, hasta por los aprendices de política, se dan todos los tipos de
personajes posibles que se desenvuelven en torno al poder y sus mecanismos; de
allí que sea el referente principal en el tema que hoy nos ocupa.
Sin duda alguna la
chismografía y el chisme como dicen los gauchos, está presente en las pequeñas
y grandes causas, tareas y en todas las
tiendas políticas. Todos los personajes en política, si bien tienen su lugar,
no todos hacen siempre lo que les corresponde o aceptan sus propios linderos.
Como el desarrollo
del próximo proceso viene tiñéndose y manchando honras de todo jaez, advertimos
que ahora que la región quiere limpieza en la jornada pre electoral, hay que
cuidarse de los aprendices de políticos
o políticos mediocres que basan su poderío únicamente respaldado por su
capacidad de intriga y de chisme sin poseer una formación intelectual
rescatable, ni tener prosa sus ideas y por último, ni ideas; eso sí, perfilando
en sus actos la vileza de sus entrañas y la hipocresía de sus actos para
mantenerse y lucrar con la mendacidad, como es el caso de algunos alcaldes que
basan su gestión, en promocionar sus “regalos”, que no son otra cosa que una
forma de distraer a sus vecinos, del saqueo que vienen haciendo de las arcas
municipales o regionales.
Asimismo hay que
señalar que existen algunos que basan su poder sólo en el chisme y la sobonería
de la cual hacen gala en todo momento frente a los fuertes y se ensañan con los
débiles o con los que saben más que ellos. Lo peor que puede hacer un político
o quien detente el poder es creerle a su chismoso oficial, todo lo que le diga
sin contrastar las noticias recibidas con otras versiones de gente que no le
debe nada.
Obviamente recordemos
que se han ganado muchas batallas y glorias por poseer buena información de
inteligencia profesional y, así mismo se han perdido otras por creer a pie
juntillas todo lo que llega del “anda corre, ve y dile” que inventa cíclopes
que no existen para derrotarlos en su interesada mitomanía.
Olvidemos al
político vocinglero y charlatán, y optemos
por el político moderno, pero aquel
cuya honestidad sin olvidar los aspectos que señalamos; debe ser
factor número uno en su hoja de vida, sin olvidar que hay que enseñarle que
aparte de utilizar mayormente su tiempo
en su propia formación integral, deben
darle todos los elementos que se
presenten en la baraja del poder, cuidando su dimensión exacta y su correspondiente límite.
El ejercicio
político no se aprende en uno o dos días, en uno o dos años; se aprende en la “cancha”
con el entrenamiento que da el terreno de los hechos, la práctica cotidiana; y
sobre todo, saber distinguir la lealtad
de la traición, cualquiera sea su disfraz y camuflaje. Así que los que aspiran
a algún importante cargo en la estructura política de la región y provincia y
distritos, están advertidos.
No queremos demagogos ni regalones, ni mentirosos ni
truhanes y por supuesto ahora que tanto están de moda: los títeres y falderos.
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