Es terrible la
situación de miles de peruanos en estos días. Mi solidaridad con aquellos que
en nuestra región vienen sufriendo las consecuencias de la furia de la
naturaleza.
No tienen agua potable, energía eléctrica, no hay medios de
transportes, los niños no pueden ir a sus colegios (la mayoría colapsados e
inundados), aparte de la especulación en el precio de los productos de primera
necesidad por parte de malos comerciantes, y afectados también por la plaga de
insectos y zancudos.
Asimismo los
agricultores no pueden vender sus productos que se malogran como consecuencia
del desastre, totalmente incomunicados y hasta abandonados a su suerte, pero no
es momento de hacernos de la vista gorda, y aunque respeto “las formas
horrorosas de ciertos políticos” por figuretear, aprovecharse políticamente y/o
mediatizar la ayuda que ni siquiera les cuesta, a muchos como nosotros nos
gusta ayudar anónimamente porque al final quien ve y juzga es nuestro Dios.
Invocamos a todos
hacer lo mismo, de forma organizada y planificada. Porque la desgracia de los
damnificados y afectados por estas lluvias intensas, inundaciones, desbordes y
huaycos pudo o podría ser la nuestra. Ayudemos.
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