En una actitud que configuraría
nepotismo el director de la DIRESA Félix Palomo habría contratado a su sobrina
para trabajar en la DIRESA-LIMA
¿Es
así como un funcionario regional responde a la confianza que le brinda el
Gobernador Regional?
Este hecho se
consignaría claramente como un aparente caso de nepotismo. Pero, ¿Hasta cuándo
vamos a soportar a gente como este director que se vale de su cargo para
otorgar puestos de trabajo a sus familiares directos cuando la ley lo prohíbe
terminantemente?.
¿Ser
Director Regional te da la potestad de contratar familiares?
Al parecer, este
respeto y consideración por esa confianza otorgada le habría importado muy poco
al mandamás de la DIRESA-LIMA, quien en enero del presente año cuando asumió
dicho cargo habría dado el visto bueno para la contratación de la joven
Milagros Fabiola Manrique Marcos como parte del área administrativa del SAMU.
¿Y
quién es Milagros Fabiola Manrique Marcos?
Pues esta jovencita
es nada más y nada menos que hija de María Marcos Luyo, hermana por parte de
madre del actual Director General, Dr. Félix Palomo Luyo.
La joven habría
laborado en la DIRESA hasta febrero de este año, sin embargo, el popular “Dr.
Vida” al verse descubierto, rápidamente despidió a su sobrina para que no se le
complique su estadía en el cargo.
¿Este es el tipo de funcionario que maneja un área tan
importante como el sector salud? Señor Gobernador regional en usted queda
expectorar estos malos elementos de su gestión.
¿Seguirá confiando
el Gobernador Regional por la disque ratificación del Director de DIRESA Félix
Palomo Luyo que salta de contento? Aunque ya tenemos conocimiento que jamás sucedió
talcosa.
Aunque luego de que
hagamos pública toda la documentación que obra en nuestro poder, ni ganas le
quedara para hacerse publicidad gratuita. Al engreído de Mufarech se le viene
la noche.
¿Y el Consejo
Regional que felicita a Palomo hasta por el rechinar de sus dientes?, recuerden
que hay responsabilidad por acción y hasta por omisión.
Estos seudos fiscalizadores
solo son valientes con los periodistas y hasta con las mujeres, pero torpes y
negligentes, por no decir incapaces, cuando de combatir la corrupción se trata.
Regresamos
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