Aunque no es el
único, el objetivo principal de una campaña electoral es ganar el Poder
Ejecutivo de un país o de una región o en el menor de los casos de un gobierno
local.
Para lograrlo, los equipos de campaña de los partidos políticos en
contienda y otros actores hacen uso de una variedad de estrategias de
comunicación política y de marketing político. Las campañas electorales se
ganan o se pierden a nivel estratégico y táctico.
Por tanto, el diseño e implementación
de las estrategias de comunicación y de marketing político más eficaces son
esenciales para ganar una campaña electoral.
Este mismo
escenario se observa en las estrategias de consolidación o permanencia pacifica
de gestiones signadas por la corrupción, es decir en la aplicación de tácticas distractoras
que en resumen podrían desencadenar la balanza para un lado u otro, aunque en
algunos casos podría más bien tener un efecto adverso, al objetivo inicial
planteado.
EL TIRO LES SALE POR LA CULATA
Tanto la
comunicación política como el marketing político se convierten en
herramientas imprescindibles para lograr
un buen posicionamiento, además de un
alto nivel de credibilidad y de
legitimidad entre los vecinos, y su correcta aplicación los convierte en exitosos
o desastrosos, el pensar que copar los medios de comunicación resultare exitoso
es una equivocación supina.
El caso de la
actual gestión regional es lamentable, con un ejecutivo que camina a paso de
tortuga, con la presencia impune de funcionarios corruptos comprobados dentro
de ella como tumor canceroso y un equipo comunicacional de aficionados de plazuelitas,
indica que no solo están en agonía, sino
en franca caída libre, la cual no se dan cuenta, por estar rodeados de adulones,
mermeleros y cuentistas.
Que una autoridad
quiera rodearse de los mejores profesionales es un lujo que pueden darse y una
necesidad imperiosa e irreprochable, pero que esta tenga la fijación en sobones
y corruptos, es un harakiri que vemos
diariamente en la gestión actual de Javier Alvarado.
CONSEJEROS REGIONALES BESTIAS
Lo sucedido el día
de ayer, en relación a la rebaja del sueldo de la vicepresidente regional Lita Román,
es prueba de ello. Consideramos que Lita Román deberá de agradecerles grandemente,
tan grande bestialidad. Estamos seguros que ella mismo busco eso, pues no tenia
la mas mínima intención de solicitarlo ante el consejo regional, por terquedad,
conveniencia o intereses, y ese era su punto débil, el que ahora no existe por la
burrada de 4 consejeros regionales, que de política no saben nada.
Asimismo con esta aprobación
queda el camino expedito para que cualquier ciudadano común y corriente, también
solicite la rebaja del sueldo de Javier Alvarado y por ende de los mismos consejeros,
aparte de los onerosos y costosos sueldos que perciben funcionarios corruptos
de la actual gestión regional. Es decir ellos mismos se pusieron la soga en el cuello.
¿Con que criterio no escucharan ese pedido?.
Nuestros maestros
nos decían que la comunicación política se define como “la actividad de
determinadas personas e instituciones (políticos, comunicadores, periodistas y
ciudadanos), en la que, como resultado de la interacción, se produce un intercambio de mensajes con los que se articula
la toma de decisiones políticas así como
la aplicación de estas en la comunidad”.
El mensaje es
claro, sin necesidad de tergiversarse y por supuesto el tiro les salió por la
culata. Lita Román es una victima de la intolerancia
de los que la acribillan, siendo peores
que ella. Gran favor para esta dama que debe estar aplaudiendo la gran bestialidad
de los que “asesoran” al presidente regional Javier Alvarado.
DESENCANTO CIUDADANO
En el contexto
actual, se establecen complejas relaciones entre la comunicación y la política. La ciudadanía
experimenta un desencantamiento de la política, debido, principalmente, a los evidentes
intereses económicos y no se siente representada ni por uno ni por el otro. Al final
pierden todos.
En este contexto de
desencantamiento político, los responsables de diseñar una estrategia mediática tienen la difícil tarea de darle sentido a sus mensajes políticos para los ciudadanos;
en convertirse en lo que se denomina “constructores de credibilidad”.
Según nosotros, los”Asesores”
de Alvarado deben preguntarse “¿cómo se puede hacer para que la gente crea en nosotros?”.
Ese cómo se responde: con estrategias y con sus
respectivas tácticas y lamentablemente NO LA TIENEN y solo deambulan entre la
soboneria, el oportunismo e informalismo de los que no saben nada de comunicación
o marketing político.
En conclusión, esta
gestión podría desencadenar su caída, antes de lo previsto. Estamos seguros y lo apostamos, que Lita Román
no pedirá reconsideración a ese acuerdo. Parece que ella si tiene asesores.
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