Durante los últimos días, publicamos notas sobre el retardo de las
causas penales en las que se investigan hechos de corrupción y sobre la
“anormal” situación de procesos judiciales en razón de su extensión temporal
y/o casi infinita.
Obviamente nos referíamos al “Caso Telefónica”, en la que el abanderado
del caso, es el sinvergüenza Javier Alvarado Gonzales y un grupo de mafiosos
que están procesados por desviar más de 3 millones de soles, a sus cuentas
personales.
Sin embargo, lo más sintomático y que nos muestra la patología
estructural del funcionamiento del Poder Judicial es el standby del trámite del
expediente por 12 años sin ningún tipo de razón y que para indignación popular
continua, a diferencia de los comunes de los mortales que en menos de lo que
canta un gallo, son depositados sus almas y huesos en mazmorras mal olientes y
eso que solo robaron una gallina, en algunos casos.
SALIO LIBRE EL ENGREÍDO DE LA PRENSA MERMELERA
Hoy hemos vistos rostros y almas felices porque salió de prisión José
Arias Chumpitaz, ex alcalde del distrito de Asia, quien estaba con justicia, reprimido
de su libertad en el Penal de Canteras ubicado en el distrito de Nuevo Imperial
en Cañete. Paradójicamente los mas felices eran los mermeleros de la prensa carnívora,
acostumbrada a estirar la mano a los corruptos, por unas cuantas pesetas.
El ex alcalde de Asia, fue favorecido con una sentencia del Tribunal
Constitucional, en la que supuestamente se aduce que la Sala Penal Liquidadora
de la Corte Superior de Cañete, violó sus derechos constitucionales. Ergo, NO
dice que es inocente, solo que por este pequeñísimo detalle, debe ser
nuevamente juzgado, sentenciado y retornado al penal de Cantera, si es que “no
lo juzga” el Juez Mogollón, experto en demoras judiciales.
Lógicamente este fallo no favorece a la ex consejera regional de Cañete
Liliana Torres, quien se allanó a la sentencia y apeló la misma a la Corte
Suprema, y por ende no volverá a ser juzgada, así que no salten palomitas por
su “mamita”, que el suelo esta parejo.
EXPLICACIÓN
Una explicación a esto podríamos fundarla en el desinterés, la falta de
incentivos para que los funcionarios cumplan sus obligaciones, la ausencia de
controles efectivos sobre la actividad judicial, la irresponsabilidad de
ciertos magistrados, la garantía de inmovilidad que parece perpetuarlos en el
poder que ostentan y que no los someten a ningún tipo de juicio acerca de su
desenvolvimiento.
Hoy queríamos contarles una historia más de la que nos avergonzamos pero
que es sólo una muestra de una patología que parece haberse instalado en este
tipo de casos. Las injusticias se acumulan, nadie paga por ello y no hay nada
que nos haga presumir que esto puede cambiar.
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