No hay duda que el cinismo tiene la medalla de la peruanidad y que la
corrupción está en trámites de peruanizarse, todo gracias a la putrefacta casta
de funcionarios que los alberga en el aparato estatal, eso sí, con honrosas y
escasas excepciones.
En todo este embrollo de corruptos, pericotes y olla de grillos, en
escena ha aparecido uno de los más cínicos y demagogos de talla mundial, Javier
Alvarado, aquel que fue acusado, investigado y denunciado penalmente por malversación
y colusión en el escandaloso caso Telefónica, dinero que le pertenecia a la
municipalidad distrital de Lunahuana, y el
mismo que pretende sacarle la vuelta a la justicia peruana por el caso FINVER,
todos ellos por millones de soles.
Quienes subestiman a Javier Alvarado están totalmente equivocados y no
han interpretado bien su mensaje, este no solamente es un Soulouque de la
política y un maquiavélico en potencia, sino que es capaz de cortar todas las
cabezas que sean necesarias con tal de que nadie se interponga en su camino. Sus
circunstanciales oponentes como Chui, Mufarech, Palomino o Chavarría están a
años luz detrás de éste aparente desequilibrado bipolar.
Para Alvarado, su movimiento Patria Joven o su nonato partido político
Triunfa Perú le interesa un pepino, sólo se ve como una perfecta maquinaria
electorera, lo único que le interesa es su imagen y acabar bien para reelegirse
en el 2014, así tenga que vender su alma al diablo, sino es que ya lo hizo.
Lo que no esperaba es que ya están apareciendo documentos y papelitos sucios que
lo harán tambalear. No hay duda que a Javier Alvarado se le irá de la mano este asunto.
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