Se aplica el
adjetivo "maquiavélico" al hombre astuto, falso y engañoso.
Maquiavelo se adelantó a su tiempo, penetró en la mente del hombre y sentenció
que la naturaleza humana se mueve por medio de pasiones inconfesables. En toda
ciudad decía Maquiavelo, hay dos inclinaciones distintas: El deseo del pueblo
de no ser dominado ni ser oprimido, y el de quienes aspiran a dominar y a
oprimir al pueblo.
Maquiavelo ratificó
el veredicto de la doble moral de la sociedad, al afirmar que se puede y debe
satisfacer al pueblo, ya que éste (pueblo) es más honrado, y sus decisiones son
más inteligentes que la del gobernante.
Maquiavelo en el GORE
Por eso no es tanta
gratuidad el esfuerzo que hacen en el gobierno regional Javier Alvarado y su
equipo de indeseables, estos podrían ser considerados como los pupilos de maquiavelismo
en su peor escala. Maquiavelo preconizó el uso de la maldad para alcanzar
poderío. Alvarado el uso de los recursos del estado para persistir y permanecer
en ella. Señaló que un hombre que en todas las cosas desea ser bueno entre
tantos que no lo son, llegará el desastre. Por eso su labor es alejada de la población.
Para mantenerse en el poder es necesario ser malo y perverso.
También afirmó que
las virtudes pueden arruinar al gobernante, mientras que los vicios pueden
proporcionarle seguridad y bienestar. Preconizando al fingir y el disimular.
Calificando a los hombres de simples y sometibles a las necesidades presentes y
afirmando que quien engaña encontrará siempre a quienes se dejen engañar.
Concluye Maquiavelo que se puede parecer manso, fiel, humano, leal, religioso y
serio, pero en determinados casos hay que actuar a la inversa: ser frio,
infiel, inhumano, enemigo perverso.
Al cotejar el
pensamiento de Maquiavelo con nuestra realidad en las esferas del gobierno
regional, se establece sin duda alguna, que hoy, más que nunca, las recetas de
Maquiavelo están vigentes y perfeccionadas y muy usadas por Javier Alvarado y
la banda de impresentables funcionarios que lo acompañan. Usan a las personas, abusan
del poder, festinan con los recursos del estado y todos sus actos siempre están
al borde y al límite de la Ley.
Las perversidades para mantener el Poder
Gracias a su
clarividencia de genio, Maquiavelo entrevió en su obra, todas las rugosidades
de la perversión humana, y puso al descubierto con todas sus llagas y
purulencias, el alma humana pervertida por el ansia de poder (político y
económico) y el apetito desbordado por los negativos placeres de la existencia,
Hoy, esa negativa inclinación que tanto daño causa al hombre, está en plena
vigencia, revitalizada por perversiones aún más sólidas y fuertes que en el
pasado y que son reflejadas por la ambición de Alvarado y el sequito toril de “Patria
Joven”, que no contentos con beber de la teta del estado por 12 años, pretenden
seguir haciéndolo.
La astucia, estratagema, maquinación, el chantaje, la extorsión,
intimidación, mendacidad, manipulación, el juego sucio, doble juego, guerra
sucia, así como la artimaña, patraña, el contubernio, conciliábulo, la
componenda, mecida, intriga y la perversidad caracterizan las estrategias y
tácticas que aplica el maquiavelismo del poder oculto en el manejo totalitario
en la gestión de Alvarado.
Buscar el cambio
Por eso es
necesario transformar, cambiar y mutar el barro en oro mediante un flamante
proceso alquímico, capaz de dotar al hombre de una ética que haga posible el
florecimiento de las mejores facultades humanas. Debemos señalar que en el
mundo de hoy existen sociedades de oro que disponen de hombres de barro y
sociedades de barro que cuentan con hombres de oro.
Lo que se trata es
de contribuir al despertar social ya
entender el grave daño que sufrimos, muchas veces sin darnos cuenta, por
el alto manejo de una estrategia de control de masas. En el próximo acto
electoral debemos elegir a los mejores y más dignos hombres (y mujeres) que si
los hay, para propiciar un efectivo y ético proceso de cambio en el gobierno y
administración de nuestros pueblos. Solo así desaparecerá de los gobernantes
incapaces, falsos y engañosos el apetito por el poder y por dar rienda suelta a
sus bajas pasiones, es decir: los Maquiavelo en la política de hoy. Esa debe
ser nuestra meta.
Por último no
debemos olvidar que la naturaleza humana es profundamente agresiva y ambiciosa,
y los hombres aspiran a conservar lo que tienen y a adquirir más, tal como es
el caso de Javier Alvarado, que elude a la justicia con tinterilladas y
estratagemas. Debemos mostrar ante nuestros hijos y ante la sociedad, que tontos no somos, ni utilizables para perversos
fines como el que buscan estos repudiables políticos.
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