¿Porque será que ya nada nos sorprende en el Hospital
de Barranca?, la gestión del médico Wilfredo Ramírez Oropeza es francamente
deplorable. Parece que las antiguas mañas no se quedaron su pasado pues no es
capaz de controlar el desgobierno en este nosocomio.
Pone a su ahijada en el área de contabilidad, a su íntimo
amigo como jefe de servicios generales, a su otro amigo como jefe del SIS y así
reparte los cargos como naipes al aire.
Ahora otro escándalo estremece a este nosocomio y es la
renuncia del jefe de servicios de transportes Carlos Rea, cansado de que los
escasos vehículos que cuentan no tengan combustible para ser usados.
Y es que cada vez que la ambulancia tenía que trasladar
a un enfermo tiene que esperar las ganas del administrador Luis Flores Malqui,
para que este le entregue los vales de combustibles, lo mismo pasa con los
otros vehículos.
El administrador usurpando una función que no le
compete se hace dueño de los vales de combustibles y se sospecha que los vendería
para agenciarse del dinero. El jefe de transportes renunció también porque en
los fines de semana o feriados, cuando el administrador no trabaja en el
hospital, tenía que ir hasta su casa de Paramonga para que le entregue los
vales y así disponer de combustible, para usar los vehículos del hospital, con
el peligro que representa para la salud de los enfermos, cuando estos necesitan
ser trasladados a otros hospitales.
Pero si pensaba que eso era todo, ni se imaginan que más
truculencias hay en este hospital tan venido a menos, como es el caso de la
compra de los uniformes a precio sobrevalorado y de pésima calidad, como lo han
denunciado los mismos trabajadores. Regresamos.
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